viernes, 8 de abril de 2022

PÓRTICO DE GLORIA (Sonsoles Peñacoba)

 

PÓRTICO DE GLORIA


HOY, viernes de dolores, nuestra ciudad se prepara para vivir la Semana Santa, semana que sería trágica, si no fuera porque es pórtico de la Gloria. Y Sevilla, y María, lo saben. Por eso esas Dolorosas que recorrerán nuestras calles, nos hablan todas de Esperanza. Por eso los sevillanos celebran anticipadamente la alegría de nuestra salvación al acompañar al Siervo Doliente y a su Madre, sufriente. Felicidades a todas las Dolores y Lolas a las que dedico este poema de Gerardo Diego.


Dame tu mano, María,

la de las tocas moradas.

Clávame tus siete espadas

en esta carne baldía.

Quiero ir contigo en la impía

tarde negra y amarilla.

Aquí en mi torpe mejilla

quiero ver si se retrata

esa lividez de plata,

esa lágrima que brilla.


Déjame que te restañe

ese llanto cristalino,

y a la vera del camino

permite que te acompañe.

Deja que en lágrimas bañe

la orla negra de tu manto

a los pies del árbol santo

donde tu fruto se mustia.

Capitana de la angustia

no quiero que sufras tanto.


Qué lejos, Madre, la cuna

y tus gozos de Belén:

- No, mi Niño. No, no hay quien

de mis brazos te desuna.

Y rayos tibios de luna

entre las pajas de miel

le acariciaban la piel

sin despertarle. Qué larga

es la distancia y qué amarga

de Jesús muerto a Emmanuel.


¿Dónde está ya el mediodía

luminoso en que Gabriel

desde el marco del dintel

te saludó: -Ave, María?

Virgen ya de la agonía,

martes, 5 de abril de 2022

TRIGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ISAAC ASIMOV

 


Isaac Asimov nació en Petrovich, Smolensk en la Unión Soviética, el 2 de enero de 1920. Lugar que sufrió grandes batallas, como de la Grande Armée de Napoleón Bonaparte en 1812 o la invasión nazi en 1941.

Para 1928, la Unión Soviética aún vivía los estragos de la Primera Guerra Mundial y el posterior ataque de varias naciones contra el sueño socialista. La familia Asimov partió hacia Estados Unidos, buscando mejores condiciones de vida.

Isaac fue un niño precoz, vivaz, preguntón, curioso y observador. En 1936, a sus 16 años, entró en la Universidad de Columbia, en donde estudió Física, Biología y Bioquímica. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en los astilleros de Filadelfia. En 1944 contrajo nupcias con Gertrude Blugerman. Y en 1946 obtuvo su doctorado en Bioquímica, para luego ir a dar clases en la Universidad de Boston.

Durante su infancia, Asimov pasaba las tardes leyendo la revista “Amazing Stories” (Historias Asombrosas), que lo introdujo en la escritura, la ciencia y la ficción.

En 1933 publica sus primeras narraciones en la misma revista. Y en 1938: “Aislados en Vesta”. En los 40 publicó más de 400 historias de ciencia-ficción y en la siguiente década, inicia la divulgación de la ciencia y la tecnología.

La obra de Asimov es enorme, entre 1951 y 1991 publicó 542 libros, con temas de astronomía, física, biología, química, historia, literatura, religión, biografías y las más fantásticas historias sobre la humanidad, las máquinas y el Universo.

En sus primeros años como divulgador escribía un libro cada 68 a 71 días. Cuando pasó a las computadoras, su producción fue de un libro al mes, más artículos en revistas.

LIBROS

Un gran ejemplo es la trilogía “Fundación”. A través de esta obra uno se pregunta ¿se puede alterar el futuro o se puede escribir de antemano la historia? , Asimov piensa que sí.

Nos presenta una ventana abierta sobre hechos de una amplitud no sólo terrestre sino cósmicos y galácticos. Nos muestra una herramienta que traza los planes del futuro: la psicohistoria, ciencia de complicados cálculos estadísticos, cadenas de Markov y formulaciones estocásticas (probabilidad). Merced de los cuales se señalan las crisis de crecimiento (densidad de caos) que la humanidad debe superar en su marcha ascendente, mediante medios lícitos.

En 1950 publicó “Yo, Robot”, con ella, Isaac Asimov pasa a la historia al establecer las leyes de la robótica:

  • 1. Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sea dañado.

  • 2. Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.

  • 3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida que esta protección no entre en conflicto con la primera y segunda ley.

DIVULGADOR DE LA CIENCIA

En 1950, Isaac Asimov publicó su primer libro: “Un Guijarro en el Cielo”. Le siguió “Yo, Robot”, “Fundación”, “Fundación e imperio” y “Segunda Fundación”, así como: “Bioquímica y Metabolismo Humano”. En 1954 publicó “Química de la Vida: Enzimas, Vitaminas y Hormonas”. En ella muestra su estilo sencillo, directo y un fino sentido del humor. Luego publica: “El Sol Desnudo” y “Con la Tierra No Basta”.

LITERATURA

En 1958 abandona la docencia y se dedica sólo a la divulgación de la ciencia. En 1960 publica la voluminosa “Guía de la Ciencia”, en donde recopila la teoría de los descubrimientos científicos y tecnológicos. Después aparecen: “El Cuerpo Humano”, “El Cerebro Humano”, “Enciclopedia Biográfica de la Ciencia y La Tecnología”, “Historia de la Física”, “Una Breve Historia de la Química”, “El Reino de los Números”, “Grandes Ideas de la Ciencia” y, en 1968: “Opus 100”, su libro cien.

En 1966 recibe el Premio Hugo, por la trilogía “Fundación”, considerada la mejor serie de todos los tiempos.

En los 70 publica: “Historia de la Energía Nuclear”, “Los Lagartos Terribles”, “El Electrón es Zurdo”, “Cien Preguntas Básicas Sobre la Ciencia”, “Historia del Telescopio”, “Los Propios Dioses” y “El Universo”, una recopilación de artículos publicados de 1969 a 1971.

En los 80 se reeditó “La Nueva Guía de la Ciencia”, “Presente, Pasado y Futuro”, “Los Límites de la Fundación”, “Historia Universal en 14 tomos”, “Guía de la Biblia” en dos tomos y “Opus 200”.

Como se imaginará el lector, es imposible nombrar todos sus artículos, ensayos y libros.

EL ADIÓS

En su obra de crítica, “Mente Errabunda”, Asimov escribió: "Un buen día de los años 60, mi padre Judah hojeó un libro de divulgación científica, estaba intrigado. -Isaac, -me preguntó,- -¿en dónde aprendiste esto?... -de ti papá, -le dije. -¿De mí? Yo no sé nada de esto ... -Papá, -respondí, -tú me enseñaste a valorar el saber ... lo demás son detalles”.

El lunes 6 de abril de 1992, hace 30 años, se detuvo su reloj biológico. Su prodigiosa memoria compuesta por billones de unidades de información almacenada durante 72 años, terminó su ciclo. Como él decía, fuimos diseñados para morir.

Como reveló su segunda esposa, Janet, la salud de Asimov se deterioró a raíz de una transfusión de sangre en 1982, contaminada con el virus del VIH, causante del sida. En aquellos años era una enfermedad nueva y desconocida. Resulta triste, que quien soñara con robots y el conocimiento para todos, muriera por ignorancia del momento.

Lo más triste de la vida actual es que la ciencia gana en conocimiento más rápido que la sociedad en sabiduría”. Isaac Asimov


El Sol de México (Germán Martínez Hidalgo)


"EL GATO QUE AMABA LOS LIBROS" (Sosuke Natsukawa, 2022)



    El gato que amaba los libros” nos recuerda a esos cuentos que leíamos de pequeños en los que el protagonista corría innumerables aventuras. Aquí, el joven Rintaro, heredero de una pequeña librería de segunda mano a la muerte de su abuelo, es acompañado por Tora, un gato sabio e ingenioso, con la delicada misión de salvar los libros que están en peligro de desaparecer. Juntos pasarán por varias pruebas que harán cambiar la vida de Rintaro de forma definitiva.

El argumento, los diálogos y la forma en que se narra la historia hacen de esta novela una delicia para el lector a la vez que le hace reflexionar sobre temas importantes como la lectura fácil, los libros destinados al consumo, y el placer de la lectura sosegada y tranquila.

Como podemos leer al principio de la novela “Los libros tienen poder. Si lees muchos de ellos, tendrás un montón de amigos con los que podrás contar siempre”. Descubrir ese poder y encontrarse con esos viejos amigos son una de las claves de esta fábula que ha de saborearse poco a poco como los buenos vinos.

Rafael Guillén

Sobre el autor

Sosuke Natsukawa (Japón, 1978) es médico y escritor. Con más de tres millones de ejemplares vendidos de sus novelas, ha sido galardonado con el Premio de los Libreros de Japón y el Premio Shogakukan de Ficción. El gato que amaba los libros lo ha confirmado como autor best seller en Japón y se ha convertido en su carta de presentación para los entusiastas editores de más de treinta países.

Ficha Bibliográfica:

Título: El gato que amaba los libros

Autor: Sosuke Natsukawa

Editorial: Grijalbo

Año: 2022

Páginas: 256

domingo, 3 de abril de 2022

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL POETA JOSÉ HIERRO

 

José Hierro, (Madrid, 3 de abril 1922 - 21 de diciembre de 2002) ocupa una posición tan destacada como difícilmente clasificable en la literatura de la posguerra. Su poesía, a la vez intimista y testimonial, es apreciada como uno de los valores más consolidados de la lírica española contemporánea.

Tenía dos años cuando su familia se trasladó a Santander, donde transcurrió la infancia del poeta. Sus versos de juventud aparecieron en diversos medios afines al frente republicano. Acabada la contienda civil sufrió cuatro años de cárcel que marcaron su trayectoria vital y tuvieron fiel reflejo en su producción poética. En 1942 formó parte del grupo fundador de la revista Proel y en 1947 publicó sus dos primeros libros: Tierra sin nosotros, en el cual describe mediante metáforas otoñales el panorama de un país en ruinas, y Alegría, contrapartida del anterior porque a través de una exaltación vitalista proclama la necesidad de la esperanza, sin abandonar totalmente un cierto tono pesimista y amargo.

Esta visión se convirtió en escepticismo y padecimiento existencial en sus siguientes obras, Con las piedras, con el viento (1950) y Quinta del 42 (1952). La década del cincuenta la consagró a escribir composiciones de mayor calado social, si bien, a diferencia de sus coetáneos, nunca dejó de preocuparse por las cuestiones formales, como puede observarse en Cuanto sé de mí (1957).

En el prólogo a la antología completa de sus poemas, publicada bajo el título Cuanto sé de mí, 1974, el autor distinguió entre dos tipos de composiciones: las "crónicas", que tratan el tema poético de modo directo y narrativo pero con un ritmo y una emoción velados, y las llamadas "alucinaciones", de tono más hermético, en las que se funden el recuerdo y la imaginación, a veces con elementos surrealistas. Entre los dos extremos, el del intimismo y el de la voluntad testimonial, se desarrolla en su poesía una tensión dramática que se manifiesta también en la relación entre tales extremos, si bien las vicisitudes personales se transforman casi siempre en colectivas, dado que el poeta, como hombre sujeto a la temporalidad, comparte con los demás una serie de problemas y, más aún, una época particularmente difícil.

En consecuencia la poesía, ya sea desde el punto de vista personal, ya colectivo, debe constituirse en el instrumento clarificador del mundo. En este sentido, el tiempo se impone como una constante de la poesía de José Hierro: a través de la memoria, el poeta recupera, en su esencia, tópicos como el de la juventud, la amistad, la tierra de Santander, el mar o la naturaleza. La euforia y la dulzura del recuerdo permiten, al superar la frustración del presente, la apertura a la gran pasión por la vida que recorre su obra, en la que participan también la realidad inmediata y el análisis introspectivo.

En cuanto a la forma, Hierro es un poeta que prefiere la expresión austera y simple, que no suele recurrir a metáforas ni utilizar un léxico complejo; en realidad, no cree tanto en la belleza de las palabras como en su "oportunidad", es decir, en su adecuación al entorno poético. Prefiere pues, el uso de vocablos sencillos, incluso cotidianos, pero reforzados en su significado por el contexto poético. En lo que se refiere a la métrica, muestra una gran variedad en un abanico que se abre a diferentes modelos de estrofas, incluido el verso libre.

Sus inquietudes estéticas se manifestaron y culminaron en Libro de las alucinaciones(1964), donde la adjetivación cromática, los elementos mágicos y el cuidado por la imagen tienden a apresar "lo imposible", según afirmación del autor, y rompen definitivamente con las categorías espaciales y temporales para desentrañar los elementos más ocultos del poema. Tras un dilatado silencio publicó Agenda (1991) en 1998 Cuaderno de Nueva York, poemario de signo narrativo repleto de ternura y tensión lírica. Vio reconocida su labor con importantes premios como el Príncipe de Asturias (1981) y el Cervantes (1998).

             Biografía de José Hierro (biografiasyvidas.com)

A continuación transcribimos uno de los poemas de su libro "Alegría" (1947):

El buen momento

Aquel momento que flota
nos toca de su misterio.
Tendremos siempre el presente
roto por aquel momento.

Toca la vida sus palmas
y tañe sus instrumentos.
Acaso encienda su música
sólo para que olvidemos.

Pero hay cosas que no mueren
y otras que nunca vivieron
y las hay que llenan todo
nuestro universo.

Y no es posible librarse
de su recuerdo.


LAS ALAS (Carmen Soto)

 

LAS ALAS

Yo no soy celoso. La prueba es que nunca pretendí que Marian solo estuviese pendiente de mí. Me parecía bien que saliera alguna vez con sus hermanas, que hablara todos los días con su madre, que se tomara una cervecita con sus colegas… pero hay cosas a las que nunca le encontré sentido y que fueron los verdaderos obstáculos en la convivencia.

Marian prescindía con facilidad de las cosas que no necesitaba, pero no las tiraba, reconozco que tenía mucha habilidad para que llegaran hasta las personas que le pudieran dar buen uso. Yo admiraba tanto esa capacidad, como odiaba su deseo de mantener a su lado sus “vivencias”. Así llamaba ella a fotos, piedras, piezas artesanales… que tenían para ella un valor sentimental. Porque, joder, yo no soy celoso, pero es que esas “vivencias” las había vivido con otras personas, muchas veces con otros novios.

Ahí nunca nos pusimos de acuerdo, yo siempre le decía que había que dejar el pasado atrás y que si ella se empeñaba en guardar cosas era porque mantenía sentimientos hacia las personas y los sitios anteriores. Marian, al principio de nuestra relación me argumentaba muchas veces que cada uno es lo que es precisamente por lo que ha vivido, que donde se ha puesto el alma es donde se ha vivido de verdad, y que por eso sus “vivencias”, tenían tanto valor para ella, eran parte de su vida. A mí, lógicamente todo aquello me parecían cursiladas de novelita rosa.

Poco a poco, muchas veces sin intención, fui haciendo desaparecer aquellas piezas. Creo que Marian nunca sospechó ni temió que yo tuviera algo que ver con aquellas desapariciones, porque nunca se enfadaba conmigo cuando se perdía o se rompía algo. Pero, no sé por qué, se ensimismaba. Bueno no se ensimismaba, se ponía a hablar con Keta, no sé si era por una necesidad suya o para fastidiarme, porque Keta no era una “vivencia” más, era una “vivencia” viva.

A Keta lo trajo de Costa Rica un novio de Marian que había estado allí cumpliendo una misión de observador internacional. Se supone que un individuo que lleva esa tarea debe tener una conducta intachable ¡no?, pues no, no la tenía. Cuando terminó su misión en Costa Rica se trajo el loro sabiendo que es una especie protegida y que están prohibidas sus ventas y la salida del país. Lo consiguió con la ayuda de un veterinario corrupto, que le dio la medicación y los consejos adecuados para que Keta hiciera todo el vuelo intercontinental dormido.

Marian me contó varias veces cómo había conocido a Keta: “Traía las alas cortadas, era la primera vez que se las habían cortado. Su despertar hubiera sido más lento si no hubiese extrañado todo lo que le rodeaba. Keta, atemorizada, intentó volar, pero su aletargamiento y el tamaño de sus alas hicieron que cayera al suelo. La recogí y la tuve entre mis manos y mi cuello y así, cobijada, estuvo un rato, el tiempo que Keta tardó en despertar y observar el nuevo mundo al que había llegado. Creo que esos momentos determinaron nuestra relación”.

Eso me lo contó Marian muchas veces, creo que lo que pretendía era que yo entendiera la relación entre ella y el dichoso loro. Bueno, esa es otra cuestión, porque a mí me molestaba llamarlo por su nombre y tampoco me acordaba que era hembra. Ni una sola vez que yo dijera loro, dejaba Marian de aclarar que era lora o que se llamaba Keta.

La primera vez que vi al loro me sentí extraño. Marian le dijo: “Keta este es Tomé, y ahora dile tu cómo te llamas. ¿Cómo te llamas, Keta?” el loro dijo “Keta”. A mí me hizo gracia y solté una carcajada. Keta repetía la carcajada tan igual a la mía que parecía que yo me había reído varias veces. Me desconcertaba cuando miraba a la persona que hablaba como si siguiera la conversación. De vez en cuando repetía las últimas palabras.

Hasta que no comencé a convivir con Marian, no fui consciente de todo el espacio que ocupaba aquel bicho. Marian lo tenía todo preparado para que él pudiera desplazarse por la casa sin tener que estar siempre en el suelo, a veces colocando un palo entre dos muebles o soportes un tanto distantes, o aproximando objetos para que él pudiera llegar a los sitios dando pequeños saltitos. A veces se caía porque instintivamente iniciaba el vuelo.

He vivido con Marian cerca de dos años, al principio me esforzaba por aceptar al loro como el que acepta a un perro y sabe que el papel que le toca es secundario porque el perro ya tiene y reconoce a su amo. Algunas veces lo cuidé, procurando que no le faltara el agua o ayudando a que le recortaran las alas; había que cuidar que no saliera volando por la ventana y se perdiera.

Últimamente se había acostumbrado a no volar y no lo intentaba siquiera. Yo no me había dado cuenta, ¡qué sé yo de loros!, yo no distinguía si tenía las alas largas o cortas, todavía si hubieran tenido distinto color en la punta… pero no, eran verde. Verde desde el comienzo hasta el final. Marian, bajando mucho la voz, casi en un susurro para que el loro no la oyera, me dijo: “Keta” tiene las alas largas, pero ella no lo sabe”. No servía de nada que yo le razonara que un loro no comprende lo que oye, que solo lo repite.

Según fue pasando el tiempo y fui viendo la relación entre Marian y el puto loro, cada vez me sentía más incómodo. No podía soportar oír a Marian el relato de su llegada, los primeros momentos que pasaron juntos. Además, de todas las “vivencias” que había en la casa, el loro era la más significativa y la más difícil de eliminar. Pero yo delante de Miriam siempre hacía como si me llevara bien con el loro.

Hace unos días le dije a Marian que convenía recortar las alas de Keta porque va haciendo calor y cada vez es más frecuente que dejemos las ventanas abiertas. Marian estuvo de acuerdo y dijo que esta vez iba a aprovechar que tenía revisión con el veterinario para que él mismo lo hiciera, porque a ella cada vez le “dolía” más molestar a Keta. Tengo que reconocer que cuando volvieron, el loro estaba radiante, como recién salido de un salón de belleza. Por un momento pensé que si le “pasara algo” lo echaría de menos.

Cuando Miriam hace turno de tarde, es de noche cuando vuelve. Ese es el turno que peor lleva el loro, hace verdaderos esfuerzos para esperarla despierto, pero se le nota el cansancio. Era el mejor momento… Parecía que el puto loro sabía mis intenciones, me evitaba. ¡Por fin! Conseguí cubrirlo con un gran trapo, y teniéndolo así, inmovilizado, salí a la terraza. Todas las luces de la casa, un quinto piso, estaban apagadas. Reteniendo el trapo, lancé el loro con todas mis fuerzas al suelo de la calle, entré inmediatamente en el salón y me dispuse a hacer como si estuviera ocupado con el ordenador. Tenía el oído puesto en los sonidos que pudieran venir del exterior. Nada.

Sonó el móvil, por la sintonía supe que era Marian, pensé que debía mostrarme natural y cariñoso, pero no me dio esa oportunidad “¡Sal de mi casa para siempre!”, -me dijo.

No supe qué pasaba hasta que distinguí las dos voces:

    - Estamos en el portal de la casa, cuando subamos, cuando lleguemos, quiero que tú no estés.

    -  ¡puto loro, puto loro, puto loro!

    -  ¡Ah, y que sepas que a Keta no le habían cortado las alas!”


                Carmen Soto (Del libro "Ruiseñores y otros relatos")

CENTÉSIMO VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GEORGE ORWELL (1903-2023)

George Orwell, seudónimo de Eric Blair, nació en Motihari (India) el 25 de junio de 1903, falleciendo en Londres el 21 de enero de 1950. E...