PÓRTICO DE GLORIA
HOY, viernes de dolores, nuestra ciudad se prepara para vivir la Semana Santa, semana que sería trágica, si no fuera porque es pórtico de la Gloria. Y Sevilla, y María, lo saben. Por eso esas Dolorosas que recorrerán nuestras calles, nos hablan todas de Esperanza. Por eso los sevillanos celebran anticipadamente la alegría de nuestra salvación al acompañar al Siervo Doliente y a su Madre, sufriente. Felicidades a todas las Dolores y Lolas a las que dedico este poema de Gerardo Diego.
Dame tu mano, María,
la de las tocas moradas.
Clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
tarde negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla.
Déjame que te restañe
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompañe.
Deja que en lágrimas bañe
la orla negra de tu manto
a los pies del árbol santo
donde tu fruto se mustia.
Capitana de la angustia
no quiero que sufras tanto.
Qué lejos, Madre, la cuna
y tus gozos de Belén:
- No, mi Niño. No, no hay quien
de mis brazos te desuna.
Y rayos tibios de luna
entre las pajas de miel
le acariciaban la piel
sin despertarle. Qué larga
es la distancia y qué amarga
de Jesús muerto a Emmanuel.
¿Dónde está ya el mediodía
luminoso en que Gabriel
desde el marco del dintel
te saludó: -Ave, María?
Virgen ya de la agonía,
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