El
Paso Cristo
Serpeando
va la cruz. Tambaleante
chorrea
sangre y cera. Y en hilera
iluminan
las velas la madera.
La
muerte avanza sola, cimbreante.
El
incienso se eleva por delante
de
su rostro, que huele a calavera.
Y
en el costado yo no quisiera
el
hurgar para ser así su amante.
Una
saeta el drama verbaliza.
Lamentos.
Y un “quejío” de corneta
el
juicio del romano ritualiza.
Señor,
¡Sevilla huele a primavera!
Tu
dolor, tu sudor, tu pena toda
empapar
con su olor yo quisiera.
Amanecer
¡Jesús!
¿, por qué te dueles todavía
después
de tantos siglos de oraciones,
por
sufrir por constantes peticiones
o
porque se te cuelgue cada día?
¿Por
qué no se libera el alma mía
cuando
veo tu cruz en devociones
que
ahogan los sufridos corazones
con
sangre de tu eterna agonía?
Mis
cruces,! Ay,Señor!, cuando anochece
desplomadas
se tumban, sin erguirse,
pues
me llamas, “mujer”, cuando amanece.
Que
en umbrosa huerta donde el agua mana
el
consuelo encuentro y la fuerza
sin
mirar si viene la mañana.
Corpus
Chico
Señor
y tú escondido y
PRESENTE
EN RUMANO TULLIDO Y PORDIOSERO
que
monótono pide lastimero
y
en custodia de plata refulgente.
En
mitra y EN
MULETA DOLIENTE
al
lado de un vaso con dinero.
En
el barrio adornado por entero
y
en TRAVESTIDO
HECHO ALTAR VIVIENTE.
Música
de cornetas y ciriales,
exhibición
de inciensos y latines,
fajas
de karatecas y costales.
¡Señor
y tú escondido y presente
por
amor en CUSTODIAS
SIN PAPELES,
en
HOSTIA FRÁGIL, TIERNA TRANSPARENTE!