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jueves, 25 de mayo de 2023

RESUMEN DE LA CONFERENCIA "LA ODISEA QUE LIDERÓ MENCÍA CALDERÓN EN LA EXPEDICIÓN DE MUJERES A AMÉRICA EN EL AÑO 1550” IMPARTIDA POR CONCHA DUCLÓS EL 10 DE MAYO DE 2023.



Doña Mencía Calderón nació en Extremadura, en 1514. Se casó, en 1535, con Juan de Sanabria, viudo y con un hijo adolescente, Diego de Sanabria.

En 1547, Carlos I nombra a Juan de Sanabria adelantado del Río de la Plata y de Asunción (hoy capital de Uruguay). Se compromete con el rey a llevar una expedición con mujeres a Asunción. Durante dos años prepara una armada de seis barcos. En 1549, cuando está a punto de partir, Juan de Sanabria muere en Sevilla, parecer ser de viruela o malaria.

Mencía Calderón decide emprender el viaje que su marido había organizado. Zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 10 de abril de 1550, con una armada de tres barcos: el patache San Miguel, la carabela Asunción y la nao San Juan. Los tres barcos albergan una expedición de trescientas personas, entre las que se encontraban sus hijas y cincuenta mujeres. Su hijastro, Diego de Sanabria, nombrado adelantado en sustitución de su padre, partiría con los otros tres barcos al cumplir la mayoría de edad.

Tardan dos meses en llegar a Las Palmas de Gran Canaria. Allí esperan hasta que el viento es favorable para impulsar las velas. Continúan el viaje y, al poco tiempo, se desata una gran tormenta que separa las naves. La nave San Miguel, en la que va Mencía, busca refugio en el Golfo de Guinea.Esperan unos días a las otras naves y cuando ven que no aparecen, Mencía ordena continuar el viaje. Llevaban poco tiempo navegando cuando son atacados por los piratas. Mencía pacta con ellos. A cambio de respetar a las mujeres se llevan las joyas y los ajuares, los instrumentos de navegación, los alimentos, el agua potable y las velas de repuesto. En esas condiciones, se ven obligados a volver al golfo de Guinea. Les lleva meses reponer las pérdidas. Las mujeres preparan las conservas, cosen las velas, trenzan los cabos y confeccionan sus vestidos. Cuando consideran que están en condiciones de navegar, inician el viaje. Al carecer de instrumentos de navegación, se pierden durante semanas. El agua potable se pudre y los víveres escasean tanto que, en esas condiciones tan penosas, fallecen algunas personas, entre ellas una de las hijas de Mencía. Llegan a las costas de Brasil el 16 de diciembre de 1550. Concretamente, a la isla de San Vicente. Allí encuentran a la nave Asunción que se extravió durante la tormenta. De la nave San Juan no se volvió a saber nada. Para reparar las dos naves y continuar a Asunción se dirigen a la isla de Santa Catalina. Durante el viaje se hunde la nave Asunción y la nave de Mencía se estrella en los acantilados. De las trescientas personas que salieron de Sanlúcar de Barrameda sobreviven ciento veinte: ochenta hombres y cuarenta mujeres.Todos se quedan en la isla de Santa Catalina donde Mencía funda el puerto de San Francisco. Mencía envía varias expediciones a Asunción paracomunicar su situación y pedir ayuda. Al tener que desplazarse a pie, las expediciones tardan muchos meses en recorrer los 1500 kilómetros que les separan de Asunción. Mientras tanto, el gobernador portugués de la isla de San Vicente se entera de que los españoles se han instalado en la costa de Brasil. Le hace creer a Mencía que le va a ayudar. Los lleva a su isla y los retiene, primero como invitados y después como presos. Los tiene dos años en un penal hasta que por mediación de unos jesuitas portugueses son puestos en libertad. Vuelven a la isla de Santa Catalina donde Mencía funda una colonia. Los indios Carios atacan continuamente la colonia y ante la imposibilidad de defenderse deciden abandonarla y ponerse en camino a Asunción. En el otoño de 1555, inician la marcha a Asunción. Se disponen para recorrer 1500 kilómetros. Lo hacen a pie, por un territorio selvático, sin más equipaje que lo puesto y los alimentos necesarios. En un día de mayo de 1556, entraron en Asunción. Un camino árduo desde su inicio seis años antes.

Mencía vivió largos años en las tierras que algunos denominaron el paraíso. Parece ser que falleció en 1564, en Asunción (Paraguay).

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BIBLIOGRAFÍA

Vicenta Márquez de la Plata. Viajeras a través del mar tenebroso, en los siglos XV –XVI. Editorial CASIOPEA.

Carmen García. Pioneras, mujeres en la Conquista de América. Editorial SEKOTIA.

Museo Naval de Madrid. NO FUERON SOLOS, mujeres en la Conquista de América. Exposición en mayo de 2012.

Museo Naval del Ferrol. Artículo del 7 de diciembre de 2019

RESUMEN DE LA CONFERENCIA "EL HECHO RELIGIOSO A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD" IMPARTIDA POR Mª PAZ HIDALGO EL 12 DE ABRIL DE 2023

 Se tiene constancia de su presencia desde la época del Neandertal hasta nuestros días.

Por ser una constante a lo largo de la Historia de la Humanidad es oportuno conocer su ESENCIA ya que las opiniones en Occidente han sido distintas y hasta contradictorias.

Son los pensadores griegos los primeros en utilizar la razón para su estudio, pasando sus conclusiones por opiniones varías entre las que destaco a LOS SOFISTAS, en cierta medida precursores de LA CIENCIA DE LAS RELIGIONES por su visión escéptica en cuanto a poder llegar al conocimiento de la divinidad preludiando la interpretación científica elaborada desde el positivismo.

La época patrística y medieval desconoce el estudio positivo del hecho religioso. Abundan las valoraciones del cristianismo descalificando al Judaísmo y al Islam (Bacon, siglo XIII, una excepción al comparar todas las religiones conocidas y encontrar elementos comunes).

En el siglo XV la ingente cantidad de materiales aportados por misioneros y colonizadores de religiones desconocidas no sirvió gran cosa para hacer uso comparativo de ellas ya que su estudio estaba imbuido por la teología.

En el siglo XVII -XVIII intentan interpretar estos datos de las religiones no cristianas desde un nivel filosófico con la Ilustración y explican el hecho religioso a partir del miedo, la ignorancia y la astucia de la clase sacerdotal.

Dentro de la Ilustración alemana va iniciarse una nueva forma de considerar la religión, sin superar el racionalismo: PRESTAN ATENCIÓN A ELEMENTOS NO RACIONALES CONTENIDOS EN EL HECHO RELIGIOSO LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA RELIGIÓN ES DOMINIO ESPECÍFICO DE LA CONCIENCIA Y POR TANTO SOLO PUEDE SER ENTENDIDA POR ELLA MISMA Y A LA IMPORTANCIA QUE TIENE EN ELLA EL SENTIMIENTO (SCHLEIERMACHER).

En el siglo XIX y primeros años del XX se va a producir el estudio del hecho religioso aplicando los métodos propios de las ciencias positivas: LA CIENCIA MODERNA DE LAS RELIGIONES, que lo considera un hecho humano cultural y se APARTA DE LA TUTELA DE LA FILOSOFÍA Y LA TEOLOGÍA.

Todos sus representantes presuponen que la religión corresponde a un primer estadio ficticio y mítico de la historia humana.

A destacar: Max Müller, Maret, Frazer, Durkheim, W. Schmit.

Como dato positivo se considera la gran cantidad de materiales aportados y el separar al estudio del hecho religioso de la teología.

Como negativo que hoy día nadie sostiene, por los propios datos que apartan, un primer estadio ARRELIGIOSO DE LA HUMANIDAD (excepto el marxismo por eso de la aparición de la religión como resultado de la “alieniación”).

MÉTODO FENOMENOLÓGICO

Representantes siglo XX: R.Otto; G.van der Leew; Geo Widengreen, Mircea Eliade, J. Martín Velasco con INTRODUCCIÓN A LA FENOMENOLOGÍA. 1973 (que sirve de base a esta charla).

Este método Fenomenológico es hijo de la Historia de las Religiones (sus iniciadores eran historiadores de las religiones) y su estudio también está emancipado de la Filosofía y de la Teología)

Rasgos comunes:

-Lleva a cabo una síntesis con los elementos comunes a todas las religiones (la Historia de las religiones hace sólo un estudio analítico).

-Con esta síntesis intenta captar la estructura del Hecho Religioso.

-interpreta el fenómeno religioso al recurrir a la intención subjetiva (no sólo lo explica sino que intenta comprenderlo, congenialidad: “solo puede escribir fielmente sobre religión quien tiene una religión” K.Goldammer).

CRÍTICA al método fenomenológico: SE CONVIERTE EN MORFOLOGÍA DE LO SAGRADO y la religión no existe sino en las distintas religiones.

ASPECTO POSITIVO: manifestar a las Ciencias positivas de las religiones lo específico del hecho religioso y si la filosofía de la religión acepta apoyarse en el método fenomenológico (considerar lo religioso como hecho humano específico y aceptar la dimensión religiosa del hombre) es posible que FACILITE EL DIÁLOGO NECESARIO ENTRE LAS CIENCIAS DE LA RELIGIÓN Y LA TEOLOGÍA.

ELEMENTOS COMUNES A TODAS LAS RELIGIONES DESDE El MÉTODO FENOMENOLÓGICO

1º EL MISTERIO SE REVELA AL HOMBRE.

El Misterio es el nombre de la Divinidad en el que se reconocen todos los hombres religiosos (Jesucristo es el Misterio, pero Éste no se agota en Jesucristo). Todos los hombres religiosos coinciden en describir a esa realidad que experimentan como realidad TRASCENDENTE, en todo superior al hombre y al mundo sin ningún tipo de comparación. En consecuencia, si es trascendente y los hombres religiosos dicen percibirla, tiene que tener una TRASCENDENCIA ACTIVA, “busca al hombre”.

Su presencia produce en el hombre sentimientos ambivalentes: EL MISTERIO COMO TREMENDO Y FASCINANTE Y COMO TABÚ Y SACRALIDAD.

La CONVERSIÓN y la ILUMINACIÓN es otra de las consecuencias de su experiencia.

La forma de representar la TRASCENDENCIA en las religiones no es fácil y se hace aludiendo a ella lo menos posible (figuras desfiguradas, nombres que no dicen nada o diciendo que “ES LO QUE NO ES”…

A la TRASCENDENCIA ACTIVA se alude con “LA DIVINA PROVIDENCIA” o con la representación personal (al saber solamente de ELLA que busca al hombre se la da forma de persona como único recurso).

2º EL MISTERIO SE REVELA AL HOMBRE, POR EL HOMBRE Y EN EL HOMBRE.

POR EL HOMBRE: El hombre es un animal además de sapiens, simbólico y los símbolos forman parte esencial de las religiones.

El hombre una vez percibido el Misterio en este mundo, convertido en ámbito sagrado por la ruptura de nivel lo proyecta en realidades mundanas que lo transparentan dependiendo de su cultura. A esas realidades se les llama hierofanías y son símbolos auténticos que el hombre no inventa, sino reconoce influido por su cultura. Jesucristo es una hierofanía del cristianismo, para el Islán será el santo Corán que aprenden a recitar de memoria desde la escuela (consideran su contenido como las palabras textuales del ángel Gabriel al Profeta donde especifican la Trascendencia y su actividad).

EN EL HOMBRE una ver experimentada la presencia del Misterio se siente la llamada ACTITUD RELIGIOSA, deseo de unirse a Él porque se lo percibe como SUMO BIEN, cosa que se consigue “vaciándose”, poniéndolo en el centro de la vida y uniéndose con Él para ser feliz en realidades subjetivas: A nivel de la razón, de la acción, de la emoción y del carácter social del hecho religioso.

CRÍTICA DE LA FILOSOFÏA DE LA RELIGIÓN hacia la FENOMENOLOGÍA.

Insinúa que esa TRASCENDENCIA QUE PRETENDE REAL no es otra cosa que el trascendimiento de los deseos e ilusiones de los hombres. RÉPLICA: EL DIOS DEL HOMBRE RELIGIOSO NO CONSUELA AL HOMBRE POR LO QUE LE DA O LE PROMETE SINO POR LO QUE ES, PORQUE ES (R.OTTO).

Aceptando sus limitaciones deseo que estas nociones de FENOMENOLOGÍA DEL HECHO RELIGIOSO hayan aireado las experiencias religiosas del creyente fomentando la tolerancia religiosa y a su vez, aquella destierre el tufo a rancio que pueda llegar desde los que confían en esa experiencia del MISTERIO.

Nunca fue mi intención hacer una reflexión filosófica del hecho religioso (además de por no sentirme capacitada para ello) porque J. Martín Velasco en su INTRODUCCIÓN A LA FENOMENOLOGÏA DE LA RELIGIÖN (texto que me ha servido de guía) considera a dicha Fenomenología dentro del campo de la CIENCIA DE LAS RELIGIONES y establece una diferencia fundamental con LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN a la que llama “reflexión normativa sobre el hecho religioso desde los principios de la razón que no se contenta con la interpretación fiel del hecho religioso respetando su especificidad (en ningún momento nombra al filósofo Husserl y a su método fenomenológico, no por ignorar su importancia sino precisamente , creo, por su entidad filosófica).

NO se puede negar la existencia del MISTERIO DESDE LA POSTURA ATEA NI afirmarla DESDE LA POSTURA CREYENTE. LA FENOMENOLOGÍA, como ciencia positiva, puede demostrar la coincidencia de elementos comunes que dicen experimentar todos los hombres religiosos. Eso no valida la fe en esa realidad misteriosa, tampoco su negación, sí la confianza de su existencia si nos fiamos de las experiencias que han dicho vivir aquellos a lo largo de la historia.

Todas las religiones son vistas como reveladas y su valoración se guía por el equilibrio con el traduzcan la experiencia de la TRASCENDENCIA DEL MISTERIO JUNTO A SU CARÁCTER ACTIVO.

jueves, 17 de noviembre de 2022

LOS LIBROS DE CLARAS MUJERES EN EUROPA (Resumen de la conferencia impartida por Isabel Álvarez el 16 de noviembre de 2022)

 


LOS LIBROS DE CLARAS MUJERES EN EUROPA

TRADICIÓN HUMANISTA DE VIDAS ILUSTRES

El humanismo resucitó las tendencias literarias del mundo clásico, al que tomó como modelo. Entre estos antecedentes rescatados del mundo clásico estuvo la escritura de vidas ilustres, género que contó en la Antigüedad con significados ejemplos, como las «Vidas paralelas» de Plutarco, las «Vidas de los doce césares» de Suetonio o «De viris illustribus», del mismo autor, que es la obra que, de alguna manera, dio nombre al género.

Las vidas ilustres constituyeron uno de los tópicos de la literatura romana en la línea del tropos retórico del exemplum, es decir, con la finalidad didáctica y moralizadora de ofrecer unos ejemplos de vida a imitar. También a lo largo de la Baja Edad Media hubo representaciones culturales de esta tradición en forma de galerías de varones ilustres, en particular los llamados Nueve de la Fama, representados en esculturas y tapices, y que fueron considerados como los máximos representantes del ideal de caballería de la época. En el ámbito religioso, también se cultivó esta tradición, como lo atestigua «De viris illustribus» de san Jerónimo, escrito a finales del siglo IV, donde se recogían las vidas de ciento treinta y cinco ilustres varones de la Iglesia, desde san Pedro hasta el propio san Jerónimo. San Jerónimo se fijó en vidas de hombres insignes en virtudes morales desde el punto de vista cristiano, dando gran importancia a la cantidad de obra escrita que aquellos dejaron. Otro libro de similares características, aunque de menor repercusión, fue el escrito por Ildefonso de Toledo.

Es decir, la tradición clásica ponía el acento en los valores cívicos y culturales; la medieval, en cambio, lo haría en los morales. Ambos precedentes serán la inspiración de los autores humanistas que escriben sobre vidas ilustres.

Este género literario respondía a los gustos del modelo pedagógico del Renacimiento, que puso en marcha los studia humanitatis, a través de los cuales se recuperan, en gran medida a través de las copias que llegan desde Bizancio a Venecia, muchos autores del mundo clásico que habían dejado de leerse y estudiarse,  o que habían quedado diluidos por la lectura moralista que de ellos se había hecho durante la Edad Media. Estos studia humanitatis se ponen en marcha en las nuevas universidades que surgen en la época, como la de Alcalá de Henares, y suponen una gran novedad respecto a las asignaturas del escolasticismo imperante en las universidades antiguas como la Sorbona, Bolonia o Salamanca, en las que se seguía el modelo aristotélico-tomista, que primaba las disciplinas donde se había concentrado la doctrina de las autoridades: teología, filosofía moral y natural, derecho, sobre todo el canónico, y artes liberales como la medicina, y en donde las clases consistían en comentar las autoridades. Las humanidades, en cambio, introducen una pedagogía a base de ejercicios prácticos sobre textos antiguos relacionados con el universo del ser humano y sus problemas: ética, política, retórica, lingüística, gramática, lenguas clásicas, poesía; en definitiva, autores que hablaban de la experiencia humana y los asuntos mundanos.

La tradición literaria de vidas de varones ilustres experimentó una renovación en esta época. Se tomó el modelo literario del mundo antiguo, pero, al igual que sucedió con otras temáticas, incorporando novedades propias de su tiempo. Las vidas ilustres van a convertirse en una representación cultural muy extendida ya desde el siglo XIV a partir del «De viris illustribus» de Petrarca. Esta obra de Petrarca se estructuró como notas biográficas sintéticas de políticos, escritores o militares del mundo antiguo, junto a personajes bíblicos o héroes legendarios1. Eran vidas que interesaban porque proponían como modelo a un personaje público, del que se ensalzaba la dimensión ejemplar de su existencia, lo que los convertía en arquetipos de conducta y ejemplos de ciudadanía. Se construye así un modelo de honor basado en la virtud, fundamentado en las hazañas y gestas llevadas a cabo. Así, se destacaban comúnmente comportamientos abnegados, gestos de sacrificio, pero también, en ocasiones, eran mencionados defectos y rasgos de carácter poco elogiosos del personaje, ya que todo ello servía para explicar su comportamiento.

La tradición renacentista de vidas ilustres se cruzó con otra muy cultivada en la época, la hagiográfica. Esta última comenzó como género a mediados del siglo XIII con la «Leyenda áurea» de Jacobo de La Vorágine. En cierto modo, las vidas de los santos también cobraron una dimensión pública, ya que sirvieron para consolidar acciones políticas, como la conquista de un reino o la fundación de una ciudad con la intervención y mediación espiritual de un santo. Las vidas de santos, tal y como se cultivaron en la Edad Media, ponían el acento en el milagro y la leyenda. Pero será a partir del Renacimiento y del concilio de Trento cuando se cultive con un cierto criterio historicista que pretenda depurar y desterrar lo legendario, para reivindicar la santidad frente a las críticas a la veneración de los santos que esgrimían las iglesias protestantes.

Estas vidas de santos o Flos sanctorum, como se conocieron en su tiempo, llegaron a tener gran riqueza informativa. En el Renacimiento, siguiendo el sentir de la época, las vidas de santos pusieron más el acento en la dimensión humana del santo en cuestión más que en el milagro. Es un género que se seguirá cultivando con profusión durante el Barroco, atendiendo a las necesidades espirituales de su momento.

La eclosión del género de viri illustres, como producto de la síntesis de la tradición clásica y la hagiográfica, no se produjo, sin  embargo, hasta el siglo XVI a partir de la obra del humanista, médico, historiador y biógrafo italiano Paolo Giovio, el cual seleccionó sus  personajes  en  función  de  su  oficio, pues dedicó una obra a los hombres de letras, «Elogia virorum litteris illustrium» (1546), y otra a hombres destacados en el arte de la guerra, «Elogia virorum bellica virtute illustrium» (1575). 2

En Italia, Giorgio Vasari dio un paso más en el género con su obra «Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos» (1550), creando un subgénero fundamental en la historia del arte, el de las vidas de artistas. A pesar de habérsele achacado escasa fiabilidad en cuanto a comprobación de lugares y fechas, Vasari consigue darle a los pensamientos de los pintores una relevancia que los sitúa al nivel de la narración de vidas políticas, en lo que muestra un gran sentimiento de orgullo por los cultivadores de su oficio y gran conciencia de la tradición pictórica y literaria italiana.

En los reinos españoles, el género cobró impulso desde el siglo XV, siendo varios los autores que lo cultivaron. Son dignos de destacar «Claros varones de Castilla» (1486), de Fernando del Pulgar, donde se traza la semblanza de 24 personajes de la corte de Enrique IV, o «Generaciones y semblanzas» (1450-55), de Pérez de Guzmán. En la misma línea, el pintor Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, escribió el «Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones», escrita entre 1599 y 1637.

Una de las obras más significativas fue «De virorum doctorum», publicada en 1572, obra de Benito Arias Montano, humanista muy versado en lenguas antiguas, en la que plasma 44 retratos con sus correspondientes grabados, realizados por el impresor Philips Galle, donde recoge la vida, entre otros, de los principales humanistas (Tomás Moro, Luis Vives, Erasmo, o el propio Arias Montano), autores italianos (Dante, Boccaccio, Petrarca) o incluso el papa Adriano VI. Hay una imitatio respecto al modelo petrarquiano, una voluntad de emulación, pero también de superación. En cuanto a la estructura formal, sigue plenamente el modelo emblemático puesto de moda a partir del «Emblematum liber» de Alciato, ya que se combinan texto, poesía e imagen para glosar un lugar común relativo a un personaje, sintetizado en el mote. Sus principales innovaciones, en cuanto a los personajes tratados, son el hecho de que muchos de los retratados eran contemporáneos del autor, así como el carácter internacional de la muestra.

LAS CLARAS MUJERES

Una variante del género de vidas ilustres fueron los libros de claras mujeres, siguiendo igualmente el modelo clásico de «Mulierum virtutes» de Plutarco, que ya había defendido en su obra que «una y la misma es la virtud del hombre y de la mujer». Esta tradición se retomó en los albores del humanismo con «De claris mulieribus», de Boccaccio, obra escrita en la segunda mitad del siglo XIV, donde el autor recogió ejemplos de vidas femeninas en las que se destacaban muy diversos aspectos.

En general, son modelos de virtud femenina desde el punto de vista de sus cualidades morales, pero también figuran algunas mujeres destacables por su conocimiento o vida civil, e incluso por su maldad, atrevimiento o audacia, como pueden ser Medea o Semíramis; cualidades estas últimas negativas para la mujer en su época, pero que quedan dignificadas a través del tratamiento que de ellas hace el autor. De hecho, muchos de estos últimos aspectos fueron matizados en la traducción al romance que de la obra se hizo, editada en Zaragoza en 1494.3 Ya muchas de las historias del «Decamerón» estaban ubicadas en escenarios históricos, por lo que eran ambientes que Boccaccio conocía bien. El autor es muy sensible a la condición humana, a sus virtudes y defectos, aspecto que destaca en esta última obra. «De claris mulieribus» debió gozar de un cierto éxito, a la vista de las muchas bibliotecas de la época moderna en las que aparece consignado.

La modernidad de la obra de Boccaccio está en considerar a las mujeres como sujetos de interés, cuya vida merece ser contada al igual que la de los hombres, además de en el tratamiento que de ellas hace. Sin embargo, en la obra se comprueba que el mayor elogio que el autor puede concebir para una mujer es que tenga un espíritu viril. No hay que olvidar que estamos ante una sociedad misógina, misoginia que aparece reflejada en las fuentes en general y en particular en los escritos de los pensadores que se tomaron como modelo de estudio en la Edad Media, Aristóteles 4 y san Agustín 5, que retratan al género femenino como seres volubles y poco fiables, sometidas al varón por su inferior condición, además de fuente de tentaciones. Sin embargo, hay contradicciones en el tratamiento dado a la mujer en la obra de Boccaccio: simultáneamente a la escritura de «De claris mulieribus» compuso otra obra, «Casibus virorum illustrium», su correspondiente masculino, en el que, por el contrario, realiza un tratamiento misógino de la figura de la mujer, más acorde con la tradición cultural de su tiempo.6

En su obra dedicada a las claras mujeres, sin embargo, pretende mostrar cómo la virtud ha logrado vencer a los pobres dones que la naturaleza ha concedido a las mujeres. Se trata, pues, de mujeres que han destacado por su aplicación, esfuerzo y superación y que, incluso aunque algunas de ellas no hayan tenido vida edificante, ha quedado de ellas su fama en la historia y eso ha tenido que ser por la razón de que han sido, de alguna manera, excepcionales en su devenir en el mundo. Pero para comprender tanto las contradicciones de la obra boccacciana como el estado de la cuestión en que se inscribe, es necesario hacer primero una breve reflexión sobre las certezas imperantes en el mundo medieval al respecto de la mujer, y que eran, en general, hostiles hacia esta.

A lo largo de los siglos XIII y XIV, se desarrolló una corriente literaria, basada en el escolasticismo, fundamentalmente en Francia e Italia, dedicada a denostar a la mujer. Esto provocó, desde finales del siglo XIV y a lo largo de toda la Edad Moderna, que surgiese un debate literario y académico conocido como la querella de las damas, en el marco del cual se escribieron textos a favor y en contra de la virtud de la mujer, su capacidad intelectual y acceso a la educación, y su participación en la vida pública. No olvidemos que los más ínclitos humanistas como Erasmo o Luis Vives, escribieron acerca de la imbecilitas de la mujer y defendieron el que su educación no podía tener más objetivo que el de criar hijas y esposas sumisas, recomendando para las mujeres el silencio y la sumisión, en la línea de las epístolas de san Pablo7 a Timoteo o a los Corintios. De esta manera, la obediencia y sujeción de la mujer al marido se convertía en cuestión de ley divina.
En el siglo XV hubo abundante literatura que trató las virtudes y defectos de la mujer, tanto siguiendo la tradición anterior, como en un sentido más favorable al género femenino. Aunque no faltaron exponentes misóginos, se puede decir que en España triunfó, por su mayor producción, la versión profeminista de la polémica, hecho que Lola Pons explica por tratarse en su mayor parte de autores letrados pertenecientes a la nobleza e imbuidos de la visión del amor cortés.8

En esta línea, encontramos en España varias obras de defensa de las mujeres, como la «Defensa de virtuosas mujeres» de Pedro de Valera, «Triunfo de las mujeres» de Roís de Corella o el «Jardín de nobles doncellas» de Martín Alonso de Córdoba. También Alonso de Cartagena se ocupó de la cuestión; si bien se le atribuye un «Libro de las mujeres ilustres», recientes estudios han demostrado que se trata de una falsa atribución,9 aunque el autor sí se ocupó de la cuestión en la respuesta a la IV cuestión planteada en su «Duodenarium», donde proporciona varios ejemplos de virtud femenina.10

Pero la obra cumbre en el género en Castilla será la del condestable don Álvaro de Luna, «Virtuosas e claras mugeres», escrita en 1446. El enfoque de este autor es distinto al boccacciano, en cuanto que toma como modelos mujeres que destacan en la medida en que son buenas esposas y buenas madres. Álvaro de Luna estructura su obra en tres libros y las figuras de mujer recogidas en su obra en cuatro categorías: santas, mujeres con el don de la profecía, reinas y mujeres enseñadas. Sigue el tópico de la época de justificar por qué se escribe argumentando que lo hace para que las vidas de estas mujeres no caigan en el olvido.

«El primero tracta de las virtudes e excelencias de algunas claras e virtuosas e santas mugeres que fueron desde el comienço del mundo e so la ley divinal de escritura fasta el avenimiento de Nuestro Señor, en el qual libro se faze especial e primera mención de la santíssima Nuestra Señora santa María. El segundo libro fabla de las claras e virtuosas mugeres así romanas como otras del pueblo de los gentiles que fueron e bivieron so la ley de natura e non ovieron conoscimiento de la ley de escriptura nin de la ley de gracia. El tercero e postrimero libro tracta de algunas muy virtuosas e santas dueñas e donzellas del nuestro pueblo católico cristiano que fueron so la nuestra muy santa e gloriosa ley de gracia».

En los preámbulos de la obra esgrime una serie de argumentos probatorios que constituyen una curiosa defensa de la condición femenina, inusual para la época: los vicios no vienen a las mujeres por naturaleza, sino por costumbre, es decir, por cultura, y no les vienen en mayor medida que a los hombres. Igualmente, hace una explicación de la visión de la mujer en el mundo antiguo, refutando las ideas de los gentiles, con objeto de restablecer la dignidad por naturaleza de la mujer, además de refutar el argumento del pecado original, que servía como justificación última del tratamiento dado a la mujer en la época. Álvaro de Luna sustenta su defensa de la mujer con el razonamiento, puesto de relieve a través de su libro, de que en ninguna época Dios ha negado a la mujer la posesión de virtudes morales y conductas santas.

Al objeto de poner este punto de relieve, muestra una galería de mujeres que saben anteponer sus valores y resistir en circunstancias adversas, pese a partir de la situación de desventaja en que las coloca la debilidad de su sexo, por lo que suponen modelos de superación a costa de vencer su propia naturaleza, lo que las convierte en ejemplos de conducta.

El género se cultivó a lo largo de toda Europa. En Inglaterra encontramos el poema narrativo de Geoffrey Chaucer, «La leyenda de las buenas mujeres», que, si bien fue considerada durante mucho tiempo una obra menor del autor, los estudios de Robert Frank pusieron de manifiesto cómo constituyó un paso fundamental hacia la que sería su obra más conocida, los «Cuentos de Canterbury», escrita casi a la par y con la que comparte recursos narrativos.11 «La leyenda de las buenas mujeres» está inspirada en las «Heroidas» de Ovidio.

En Francia, Christine de Pizan escribirá su obra «La ciudad de las damas» (Le livre de la cité des dames), finalizada en 1405, concebida en forma de alegoría de ciudad construida para servir de refugio a las mujeres virtuosas, en la que se alojan ilustres personajes históricos femeninos. Las virtudes de cada una de ellas constituyen los cimientos, muros y edificios de la ciudad. A lo largo de la obra, van apareciendo estas mujeres a través de los diálogos mantenidos entre la autora y tres figuras alegóricas: Razón, Derechura y Justicia. Esta obra se enmarca en la querella de las damas y tiene como objeto desmontar los argumentos misóginos y moralizantes esgrimidos por sacerdotes y poetas que despreciaban a la mujer. Christine de Pizan emplea, entre otras, la misma argumentación de Álvaro de Luna: que es difícil sostener que, de creer a dichos autores, Dios hubiese creado un ser que fuese depositario de todos los vicios y males. La autora hace mucho hincapié en la importancia de la educación femenina, para lo cual se pone a ella misma como ejemplo, además de defender el derecho de las mujeres a no ser maltratadas ni calumniadas.

«Estos hombres que acusan a las mujeres de debilidad ¿Acaso son tan valientes en la vida diaria que nunca flaquean ni cambian de parecer?, porque, si a ellos les falta firmeza, ¿no es vergonzoso exigir a los demás lo que uno no tiene?»

Desgraciadamente, la obra de Christine de Pizan no se imprimió en Francia durante la Alta Edad Moderna y, por lo tanto, no gozó de la misma repercusión que la de Boccaccio, en la que se inspiraron la mayoría de los autores modernos, a pesar de ser superior a esta en términos de construcción literaria, ya que la obra boccacciana carece de argumento narrativo y se limita a ser una mera recopilación en orden cronológico.

También en Francia y de autoría femenina, encontramos «Les dames illustres ou par bonnes & fortes raisons, il se prouve que le sexe feminin surpasse en toutes sortes de genres le sexe masculin», escrito en 1665 por Jacquette Guillaume y dedicado a mademoiselle d’Alençon, verdadero tratado de feminismo, en el que, como su título indica, la autora va a dedicarse capítulo por capítulo a demostrar de qué manera el sexo femenino es superior en todo al masculino, utilizando para ello ejemplos de mujeres ilustres antiguas y modernas. La autora parte de la afirmación de que, al igual que en otras cosas Dios comenzó la creación por lo más abyecto y terminó por lo más noble, así creó primero al hombre y después a la mujer; de manera que cuando creó al hombre no dijo nada, pero cuando creó a la mujer dijo «Voilà qui est bien». Constata, además, cómo el hueso, con el que creó a Eva, es un material más noble y resistente que el barro con el que modeló a Adán.

En la misma línea de defensa de la condición femenina, encontramos en el país vecino «Vie des femmes célèbres», de Antoine Dufour (1504); el poema «Palais des nobles dames», de Jean Du Pré, escrito en 1534; «De praecellentia et nobilitate foeminei sexus» de Agrippa von Nettesheim, escrito en 1509 y dedicado a Margarita de Borgoña, que defiende igualmente la superioridad de la mujer sobre el varón y da argumentos de por qué una mujer puede gobernar una nación, «La Nef des dames vertueuses» (1503) de Symphorien Champier, «La galerie des femmes fortes» (1647) de Pierre Le Moyne o «Le cercle des femmes sçavantes» (1663) de Jean de La Forge. Todos estos libros, dedicados a mujeres de la alta aristocracia, tenían como objeto, además de loar las virtudes de mujeres de tiempos pasados y modernos que se proponían como exempla, el de ilustrar las virtudes de aquella a la que iban dedicados.12

En líneas generales, se observa en los autores franceses, en relación al caso español, una mayor producción y combatividad en relación a la defensa de la mujer, como correspondía a encuadrarse la mayor parte de los textos en el marco de la querella de las damas.

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1. Como curiosidad, entre los 35 personajes recogidos en los dos libros de los que se compone la primera versión de la obra, y a pesar del título (viris), Petrarca incluye la vida de una mujer, Semíramis.

2. DURÁN GUERRA, LUIS, Imagen del humanismo: el retrato de hombres ilustres en Arias Montano, Erebea Revista de Humanidades y Ciencias Sociales Núm. 3, 2013, pp. 329-360.

3. DÍAZ-CORRALEJO, V., Cuadernos de Filología Italiana, La traducción castellana del De mulieribus claris, ISSN: 1133-95272001, nº extraordinario, p. 241-261.

4. Así en la Política podemos leer: «El macho es por naturaleza superior y la hembra inferior; uno gobierna y la otra es gobernada; este principio de necesidad se extiende a toda la humanidad» (1254b13-15); asimismo, otro pasaje es el que se afirma que la mujer tiene función deliberativa, pero desprovista de autoridad (1260-a).

5. En Quaestiones in Heptateuchum 1,153. CCL 33,59: «Hay también un orden natural en los seres humanos, de modo que las mujeres sirvan a sus maridos y los hijos a sus padres. Porque también en esto hay una justificación, que consiste en que la razón más débil sirva a la más fuerte. Hay, pues, una clara justificación en las dominaciones y en las servidumbres, de modo que quienes sobresalen en la razón, sobresalgan también en el dominio».

6. Un tratamiento contrario a la mujer se encuentra también en otras obras de Boccaccio. Así, en el Decamerón («Somos volubles, alborotadoras, suspicaces, pusilánimes y miedosas», dice Pampínea al principio del Decamerón y le responde Elisa: «En verdad los hombres son cabeza de mujer y sin su dirección raras veces llega una de nuestras obras a un fin loable», primera jornada, Pilar Gómez Bedare (ed.), Siruela, Madrid 1990, pág. 17.) y también en el Corbaccio. El propio mosén Diego de Valera reprocha a Boccaccio en su «Defenssa de virtuosas mujeres»: «e después, olvidada la verguença de ty, escreviste en el tu Corvacho lo que mi lengua deve callar. ¡O, vergonçosa cosa no solamente para ty, mas aun para el ome del mundo que menos supiese!, pues cuando yo bien piensso quánta culpa de aquesto a ti se deva atribuyr, sin duda fallo ser mucha». (VALERA, ed. cit., p. 59). Aunque Valera sitúe la escritura del Corbaccio como posterior a De claris mulieribus, no fue así; la obra es anterior.

7. En palabras del apóstol, el principal papel de las mujeres en el matrimonio es el de ser «vasos de generación».

8. PONS, LOLA, Virtuosas e claras mugeres de Álvaro de Luna, Edición, introducción y notas de Lola Pons, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2008.

9. HERNÁNDEZ AMEZ, “Mujer y santidad en el siglo XV: Álvaro de Luna y El Libro de las Virtuosas E Claras Mugeres”, p. 282, que recoge las opiniones al respecto de Arturo Farinelli y Agustín Boyer. Y principalmente los trabajos de Federica Accorsi: de Valera, Defensa…, pp. 56-57. ACCORSI, “La influencia de Alfonso de Cartagena en la Defensa de virtuosas mujeres de Diego de Valera”, p. 21.

10. n concreto, Lucrecia, Susana y Berenguela: FERNÁNDEZ GALLARDO, L. Y JIMÉNEZ CALVENTE, T., El Duodenarium de Alfonso de Cartagena, Córdoba, Editorial Almuzara, 2015.

11. FRANK, ROBERT, Chaucer and the Legend of Good Women, Harvard University Press, 1972.

12. ABED, JULIEN,  Femmes illustres et illustres reines: la communication politique au tournant des XVe et XVIe siècles, Questes, revue multidisciplinaire d’études médiévales, Núm. 17/2009.


domingo, 12 de junio de 2022

CONFERENCIA DE D. LUIS RIZO SOBRE " LA ESCUELA SEVILLANA DE PINTURA" (8 de junio de 2022)

El curso 2021-2022 de la Tertulia La Literata se cerró con una sesión de lujo a cargo de D. Luis Rizo Haro, vocal de la sección de Bellas Artes del Excmo. Ateneo de Sevilla.

D. Luis rizo disertó ante los tertulianos y personas invitadas, sobre:


"LA ESCUELA SEVILLANA DE PINTURA"



La presentación corrió a cargo de Dª Ana María Álvarez Silván, Presidenta de la Tertulia La Literata.

La impecable intervención la de Luis Rizo, salpicada de anécdotas y datos de gran interés despertó el entusiasmo por el tema, a expertos y profanos.

La Escuela Sevillana de Pintura.

El Principio.

Desde la reconquista de Sevilla por Fernando III el Santo, el 23 de noviembre de 1248, conocemos una serie de artistas de cierta importancia en el aspecto pictórico de la ciudad y la época.

Alfonso X, convirtió Sevilla en una capital culturalmente floreciente, rica y esplendida, una verdadera Corte, surgiendo una notable actividad artística. Y siguiendo la estela de la Escuela de Traductores de Toledo.

Puede que fundase una escuela de pintores e iluminadores de biblias y códices en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XIII.

Gracias al impulso cultural del Rey Sabio, es de lamentar que no han llegado obras de aquellas fechas y sí tenemos códices conservados en El Escorial, iluminados en el Scriptorium de Sevilla. (El Libro de los Juegos, Crónica General de España, Cantigas de Loor de Santa María.)

En el siglo XIV destaca una trilogía de imágenes de la Virgen, repartidas por distintos templos de la ciudad:

La Virgen de la Antigua en la Catedral de Sevilla y antigua patrona de la ciudad y actual patrona de Panamá.

La Virgen de Rocamador en la parroquia de San Lorenzo, devoción arraigada en los caballeros franceses que acompañan a Rey Santo en la conquista.

La Virgen del Coral en San Ildefonso se le llama así por tener el niño un colgante con un trozo de coral rojo.

Los tres niños con un pajarito en sus manos.

En cuanto a los autores sobresalen, en la siguiente centuria, García Fernández, Juan de Sevilla, Juan Sánchez de Castro o el Maestro de Zafra.

Periodos

1º/ Artistas de transición

a/ Pincelada suelta.

b/ Realismo.

Juan del Castillo

Antonio Mohedano

Francisco Herrera el Viejo

El Clérigo Juan de Roelas

Francisco Pacheco, escribió el tratado Arte de la Pintura concluido en 1641 y publicado póstumamente en 1649. Policromó imágenes.

2º/ Periodo de plenitud

Francisco de Zurbarán

Alonso Cano

Diego de Silva y Velázquez.

Juan de Zurbaran (Hijo del Maestro)

Miguel y Francisco Polancos (Hermanos)

José Sarabia

Bernabé de Ayala.

3º/ La era de Murillo

a/ Gran realismo

b/ Temas sociales y religiosos

Se perpetúa en el tiempo a través de las Escuelas de Artes Aplicadas, siendo Murillo y Herrera el Mozo, sus copresidentes pasando a los dos años de su creación a ser presidida por Valdés Leal. Los patronos eran los grandes maestros de la ciudad que costeaban materiales, leña para su calefacción y velas, ya que las clases eran nocturnas, después del cierre de los talleres y para el aprendizaje y perfeccionamiento de los aprendices, que o trabajaban o aspiraban a trabajar en los talleres de los maestros.

Autores: Murillo, Herrera, Valdés Leal, Juan Simón, Cornelio Shut.

El gusto por lo exótico y lo extravagante es de gran relevancia para comprender correctamente el Romanticismo. En la búsqueda de nuevas soluciones, las culturas bárbaras y exóticas, así como la Edad Media, tomaron el testigo que anteriormente había sustentado el mundo clásico de Grecia y Roma. El exotismo llegaría a dar lugar a una corriente pictórica denominada “orientalismo”, que estuvo presente durante todo el siglo XIX. El viaje a Italia, destino casi único centurias atrás, alterna protagonismo con lugares como Marruecos, Argelia, Turquía o España.

España aparecía así como la quintaesencia del Romanticismo, con sus mitos y sus tradiciones, con sus costumbres y creencias, con sus paisajes y con sus construcciones arquitectónicas.

A finales del siglo XIX el paisaje se desarrolla como género independiente siendo su gran exponente Manuel Barrón seguido por Sánchez Perrier , Jiménez Aranda, García Ramos , José Arpa, Fernando Tirado, Virgilio Mattoni, Gustavo Bacarisas, Gonzalo Bilbao, Alfonso Grosso. Las vistas de la ciudad de Sevilla y sus alrededores, especialmente el río y Alcalá de Guadaira, se convierten en motivos temáticos recurrentes de la Escuela Sevillana.

Aparecen pintores como el precursor Antonio Cabral Bejarano al que siguieron Antonio María Esquivel, Gutiérrez de la Vega, la familia Becquer con Valeriano Becquer, José Domínguez Bécquer y Joaquín Valeriano.

En pleno siglo XX Baldomero Romero Ressendi sigue la senda junto a Cristóbal Toral, Eduardo Naranjo, Antonio Zambrana y una pléyade de pintores hasta nuestros días. El nexo común es la ciudad y las enseñanzas artísticas que se imparten independientemente del lugar de nacimiento de cada autor.


                                                    Dª Ana María Álvarez Silván y D. Luis Rizo Haro.

miércoles, 19 de enero de 2022

MEMORIA DE ACTIVIDADES DE LA TERTULIA EN 2021

 

          RESUMEN DE ACTIVIDADES DE LA LITERATA

EN 2021

La más ilusionante, la edición del volumen de cuentos infantiles: "Déjame que te cuente..." para ser donado al Excmo. Ateneo de Sevilla que, por medio de su vocalía de Acción Social, lo distribuyó como regalo de reyes en las bolsas que ellos preparan para niños de diversas familias.

El libro consta de veinticuatro cuentos originales escritos por los veinticuatro miembros de la tertulia. Ilustrados, además, por personas colaboradoras con el proyecto.

A lo largo del año se han sucedido diversas intervenciones por parte de los contertulios. Charlas amenas e ilustrativas sobre autores y sus obras:

Ángel Nepomuceno nos habló del grupo Cántico y, en otra charla, nos comentó vida y obras de George Orwell.

Amelia Zaera y Paz Hidalgo nos hablaron de Caballero Bonald.

María Dolores Peña, en homenaje a poetas desconocidos, nos habló sobre un poeta y letrista de cante flamenco de Mairena del Alcor: Marcelino Pérez Calvo.

Maritina Jiménez nos habló de su poemario: "Versos Comunicantes"

También tuvimos el placer de contar con la asistencia de personas del mundo literario invitados por los contertulios:

  • Manuel Machuca, nos visitó invitado por Carmen Soto.
  • Rocío Arana Caballero, invitada por Sonsoles Peñacoba.
  • Estrella García, invitada por Maritina Jiménez.
  • Rocío de Juan, invitada por Ángel Nepomuceno, con la que comentamos su libro "La posada de los vientos y otros relatos inquietantes".

En cuanto a la actividad literaria, en particular, de autores de La Literata, han publicado obras este año los siguientes compañeros:

  • Ángel Nepomuceno "Los juegos de Abelardo y Eloisa"
  • Ángeles Redondo "El jardín de los árboles olvidados"
  • Antonio Rincón "Una herida en el tiempo"

La Tertulia sigue trabajando con papel y pluma.





CENTÉSIMO VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GEORGE ORWELL (1903-2023)

George Orwell, seudónimo de Eric Blair, nació en Motihari (India) el 25 de junio de 1903, falleciendo en Londres el 21 de enero de 1950. E...