viernes, 16 de abril de 2021

¿POR QUÉ LEEMOS?

¿Qué nos lleva a agarrar un libro que reposa en la estantería para quedarnos en silencio durante horas atendiendo a una realidad diferente y lejana?


La vida, la de cada uno de nosotros, no suele corresponder con la que deseamos. No quiero decir con esto que nuestra existencia se convierta en una especie de tortura continua o que una vida sea la lacra que nos tocó en un reparto estúpido para que cargáramos con ella nos gustase o no. No. Lo que digo es que el hombre tiende a buscar mejoras en su existir, lo que él cree que puede ser una tendencia a la perfección lejana e inaccesible. Si cualquiera de nosotros tuviéramos la posibilidad de accionar un mando que modificase el mundo a nuestro gusto lo haríamos sin pensar dos veces. Queremos un mundo que se parezca al nuestro soñado, queremos una existencia en la que seamos importantes, necesitamos ejercer cierto control sobre la realidad que conocemos. Y necesitamos creer en algo. Sea lo que sea. Si la religión falla, el movimiento normal del hombre es buscar alternativas que sirvan de explicación propia. Agarrarse a una religión, a una ideología o a la literatura, tienen, finalmente, un efecto parecido. La única forma de dominar un mundo como el nuestro es convertirlo en un objeto manejable, en una representación a la que puedan tener acceso las personas sin llevar por delante el poder político o religioso, la única forma de dominar el cosmos es ordenarlo, elegir un pequeño trozo del caos y convertirlo en existencia ordenada. En cada libro encontramos un mundo a la medida del autor y a la de sus lectores. El tiempo tiene un principio y un final, los personajes tienen una vida que deseamos para nosotros mismos o que detestamos y que ¿la quisiéramos para otros?, espacios que nunca conoceríamos de otra forma. Pero mundos, tiempos, espacios y personajes mentirosos porque nos enseñan lo que no ha sido ni será, lo que deseamos y nunca tendremos en nuestra realidad. Tan sólo lo incorporamos en nuestra experiencia sabiendo que es una gran mentira anhelada. Necesitamos creer en algo. Y con la literatura nos vemos capaces de hacerlo en nosotros mismos, en los fantasmas propios y en los que compartimos, en los recuerdos de nuestro pasado y los que nos ofrece la ficción. La mentira que es la ficción nos abre sus puertas para que podamos creer que una vida deseada es posible. La lectura de una novela no puede pasar por el entretenimiento como sustento único de la acción de leer. Si alguien intenta defender esa postura se está engañando y negando su propia insatisfacción con la vida. Abrir un libro significa abrir un mundo que nos puede entusiasmar o hacer estragos en la conciencia, pero un mundo que buscamos como posibilidad de vida, como alternativa a lo que somos. La literatura siempre fue ese mando que accionado dibuja una realidad parecida a la buscada, o la que odiamos y nos recuerda que el movimiento es hacia el lado opuesto de lo representado, o una parecida a la nuestra en la que ventilamos un ejército de fantasmas y miserias. Al fin y al cabo un mando que accionado nos traslada lejos de lo que somos e inunda de mentiras un día cualquiera convertido en palabras que no significan lo mismo que en la oficina o en casa.

La lectura de algunos libros marcan definitivamente, orientan el pensamiento y la mirada del lector hacia territorios poco frecuentados antes de producirse esa lectura

Una de mis amigas más jovencita acaba de terminar la novela «Mientras agonizo» de William Faulkner. Me decía ayer: ¿Cómo es posible que un mundo tan repugnante como el que se pinta en la novela pueda parecerte reconocible? Es como si ya hubiera estado allí, muchas veces. Y, sin embargo, no tiene nada que ver con mi vida. Es lo mismo que sufrir de vértigo. La caída parece arrastrarte, es como si te llamara y tú no pudieras resistirte a acudir sabiendo lo que te espera. Y lo que te espera es el horror y la muerte.

Siempre he pensado que el lector lo que quiere es conocer y reconocer su propio horror y su propia muerte en la de otros. Sería más exacto decir «en otros». Es verdad que puede ocurrir lo mismo con la diversión y el amor. La diferencia es que eso podemos conocerlo y reconocerlo en una sala de fiestas. Hay más opciones.

Una lectura que se limite a una opinión sobre lo bien escrita que está la novela es una lectura estéril porque el que nos cuenta pone a nuestro alcance mucho más que un alarde retórico o estilístico, mucho más que una sucesión de divertidas o espantosas anécdotas que sirven para entretener el pensamiento con milongas. Lo que se pone enfrente del lector al escribir ha de ser una representación de la realidad que se incorpore a la del individuo. Eso se toma o se deja. No caben opiniones. Otra cosa es que, más tarde, las personas que necesitan vivir de ello, analicen las obras y nos lo cuenten en un ensayo que puede ser de lo más interesante aunque no podrá aportar ni un ápice a la experiencia que produjo esa lectura y que nos conmocionó.

¿Hay algo más divertido que tener una experiencia que nos modifique la forma de pensar aunque sea sobre la muerte propia? Desde luego leer una patraña sobre Leonardo y la Iglesia no lo es. Mirar la televisión tampoco.

Cuando abrimos una novela vivimos en otros nuestra propia experiencia (si no la hemos tenido la descubrimos y la sumamos de forma vicaria). Sea cual sea. Y esa es una de las razones por la que una persona dedica buena parte de su tiempo a leer.

Thank you for watching

Y debe ser este uno de los motivos por los que desconfío de la crítica que se viene realizando en los últimos tiempos. Mucho tecnicismo, mucho lenguaje por aquí y por allá aunque poca experiencia vital. Es más, son pocos, poquísimos, los críticos que hacen referencia al tema de la novela por incapaces. Sí se manejan bien con los vehículos que se utilizan en la narración para llegar a ese lugar que nunca aparece, me temo que por desconocerlo. Pero del «cogollo», de la esencia de la narración casi nada. Sin embargo, el lector (sin reconocer la razón y ni falta que hace porque no le pagan un solo céntimo por ello), el lector, decía, sí llega a esos territorios porque modifican parte de su ser. Sin tecnicismos, sin grandes habilidades para la escritura. Pero con toda la vida por delante para experimentar lo que nunca ha conocido.

(Gabriel Ramírez, El Correo de Andalucía)

viernes, 9 de abril de 2021

RUTA LITERARIA POR SEVILLA

 https://www.visitarsevilla.com/que-ver/rutas-tematicas/ruta-literaria-por-sevilla/

SEVILLA LITERARIA (RUTA POR LA CIUDAD A TRAVÉS DE PLACAS Y AZULEJOS DE ESCRITORES Y POETAS)

http://www.rmbs.es/sevillaliteraria.php

BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CHARLES BAUDELAIRE (1821-2021)

"Baudelaire es el primero que sacude al lector y lo cuestiona violentamente"

El poeta Mario Campaña explica la vida, la obra y el contexto del autor de 'Las flores del mal', del que se cumplen 200 años de su nacimiento.

Mario Campaña nació en Guayaquil, Ecuador, en 1959. Desde 1992 reside en Barcelona. Poeta, dirige la revista de cultura latinoamericana ‘Guaraguao’. Es traductor y biógrafo de Stéphane Mallarmé y en 2006 publicó ‘Baudelaire. Juego sin triunfos’ (Debate. Su última edición ha sido en DeBolsillo en 2019). Para conmemorar el bicentenario del nacimiento del autor de ‘Las flores del mal’, ‘Pequeños poemas en prosa’, ‘Mi corazón al desnudo’ o ‘Spleen de París’, entre otros títulos, conversamos con él.

¿Qué cree que no se ha dicho de Charles Baudelaire, nacido en 1821 y fallecido en 1867?

Se ha hablado mucho, especialmente en el mundo anglosajón e hispánico, de la bohemia de Baudelaire, de su dandismo, su alcoholismo (era capaz de beber dos botellas de vino él solo, en el salón de la casa de un editor importante a quien veía por primera vez), de las drogas, de su participación en las barricadas de París, etc. Todo ello es normal, pues tiene un punto fascinante, la figura joven poeta transgresor, rebelde… Queda por descubrir al hombre compasivo, al intelectual, al religioso y hasta místico: Baudelaire rezaba todos los días. La crítica ha obviado hasta ahora al poeta profundamente comprometido con el problema de la existencia humana; y, salvo pocas excepciones, hemos olvidado la relación de Baudelaire con el mal, y ello pese a que, si no tenemos presente su convicción sobre el mal en el ser humano y la naturaleza no podemos entender ni ‘Las flores del mal’, ni el ‘Spleen de París’, ni ‘Pobre Bélgica’, ni ‘Mi corazón al desnudo’, ni su amor por Poe y Sade.

¿Por qué decimos que es la llave o el primer poeta de la modernidad?

Yo diría que él abre el tiempo nuevo en la poesía modificando tres elementos esenciales de todo el quehacer poético: establece un nuevo estatus para el lector y el autor o el personaje poético; amplía la materia y los materiales con cabida en el poema; y, transforma de manera radical la noción de belleza en que se sustenta el trabajo poético. Solo diré algo sobre la primera, de la que no sé si se ha hablado antes: en la tradición pagana y cristiana antigua y medieval y hasta la era inmediatamente anterior a la modernidad, el poeta era un intérprete de la divinidad y un maestro que instruía y mostraba el camino a sus lectores. Baudelaire es el primero que sacude al lector y lo cuestiona violentamente: “Hipócrita lector”, lo llama: “Compadéceme, si no, yo te maldigo”. Al mismo tiempo, llama al lector “mi semejante, mi hermano”, “ingenuo hombre de bien”. Baudelaire inaugura pues una relación crítica y auto critica con el lector; [después de él Lautréamont ya puede llamar al lector “monstruo” y “alma tímida” y partir de allí para redactar 'Los Cantos de Maldoror'. Y con eso abre una de las puertas de la modernidad, que hace posible las vanguardias: Tristan Tzara puede por eso llamar a su lector “hombre aproximado como yo como tú lector y como los demás”.

"Baudelaire establece un nuevo estatus para el lector y el autor o el personaje poético; amplía la materia y los materiales con cabida en el poema; y, transforma de manera radical la noción de belleza en que se sustenta el trabajo poético"

¿Qué tiene él que no tengan sus contemporáneos: Verlaine, Rimbaud y Mallarmé?

Baudelaire no conoció a Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, de una generación posterior. Se negó a ejercer de maestro de estos jóvenes que ya lo habían ungido como el faro de la nueva poesía. Lo que distingue Baudelaire y le da la posibilidad única de concebir un proyecto poético revolucionario es que, por una parte, él se alimenta directamente de la historia política, social y literaria más viva y candente de todo el mundo occidental. Él está en plena madurez intelectual cuando Francia es el país líder del capitalismo mundial y París es una sociedad de masas, la capital del siglo XIX, como sentenciara Benjamin. En el París de Baudelaire viven Marx y Proudhon, es la ciudad de Victor Hugo y Gautier; cuando él tiene 27 años se declara la II República y la Comuna de París; se produce la gran transformación urbanística de la ciudad, la del prefecto Hausman, que abrió los grandes boulevares. Son experiencias únicas; por otra parte, lo que distingue a Baudelaire es su descomunal capacidad para interpretar todo ese bullente mundo nuevo, e interpretarlo en todas sus dimensiones, hasta en los detalles cotidianos. Ni Verlaine ni Rimbaud ni Mallarmé pudieron descifrar como Baudelaire el mundo en que vivieron. Tampoco lo ha hecho ningún otro escritor posterior.

¿Cuáles eran las grandes novedades de ‘Las flores del mal’, publicado en 1857?

Intentando una síntesis conceptual, diría que son fundamentalmente tres: una nueva relación del autor con su público, un concepto de belleza aplastantemente nuevo y, a partir de ese concepto, la elección de una materia y unos materiales para la poesía antes totalmente proscritos y que sucintamente podíamos llamar el mal: ahí están los poemas sobre Satán, el amor homosexual, la vejez, la carroña, el vampiro, el fantasma, la mendiga, los alcohólicos, el ropavejero, los marinos. Ahí está ese verso que dice: “Es preciso amar al pobre, al malo, al deforme, al imbécil”.

Lo que distingue Baudelaire y le da la posibilidad única de concebir un proyecto poético revolucionario es que, por una parte, él se alimenta directamente de la historia política, social y literaria más viva y candente de todo el mundo occidental"

¿En qué consistiría su transgresión y sus peligros sociales, que le llevan a la condena?

En lo mismo que acabo de señalar. Los jueces y la policía sienten que el espíritu mismo de 'Las flores del mal', es decir, la reivindicación del mal, es un ultraje social. En sus poemas Baudelaire se hace eco de aquella sentencia de Proudhon que señalaba Dios es el mal. Por eso el libro se incauta y por eso el autor empieza a ser considerado como un maldito, como un hombre que personifica el mal, tanto que cuando Baudelaire llega a Bruselas los que acuden a conocerlo se sorprende de encontrar no un harapiento, vicioso y belicoso poeta sino un hombre sobrio, elegante y educado.

¿Fue un incomprendido Baudelaire?

No diría eso. La irrupción de lo nuevo siempre divide. Tanto 'Las flores del mal' como las apariciones en revistas literarias de los pequeños poemas en prosa, tuvieron sus defensores y grandes admiradores. Victor Hugo aseguro que los poemas de 'Las Flores del Mal' producían “un estremecimiento nuevo”. Los jóvenes poetas de entonces lo tomaron como un maestro. Se empezó a hablar de ‘La Escuela Baudelaire’. Por supuesto que también hubo escritores que rechazaron todo lo que hacía aquel “pobre muchacho que no sabe nada de la vida”, como dijo uno de los próceres literarios de la época. En cuanto a los jueces y las autoridades policiales, ellos no cuentan; nunca entienden nada.

¿Qué significaron libros como ‘Spleen de París’ o los ‘Pequeños poemas en prosa’? Creo que ahí también hubo invención, audacia, apuesta por la libertad creativa.

Intentando “hacer algo parecido” a 'Gaspar de la nuit', de Aloysius Bertran, gran precedente del poema en prosa moderno, Baudelaire dio con un género nuevo, el poema en prosa en sentido estricto, moderno, no figurado ni lato. Se ha escrito que Baudelaire provocó dos revoluciones literarias, la de 'Las flores del mal' fue la primera, la del 'Spleen' la segunda. Baudelaire dejó atrás la sensorialidad, el lirismo y el cromatismo que elude la forma del verso pero conserva su naturaleza poética: la prosa del 'Spleen' es prosa-prosa -no verso alargado-, la mejor de la Francia de la época, según un calificado editor de entonces, mejor prosa que la del mismo Victor Hugo, para entendernos. Es prosa en el sentido en que la mayoría de los poemas de 'Las Iluminaciones', de Rimbaud, están escritos no en verso sino en prosa. 'Las Iluminaciones' existen porque antes existió el 'Spleen de París'.

Se habla mucho de Baudelaire como crítico de arte. ¿Qué crítico era?

No he estudiado a Baudelaire como crítico de arte. Conozco su obra crítica, por supuesto, pero eso no es suficiente para definirlo como crítico de arte. Pese a ello, me atrevo a señalar tres sus agudísimas percepciones sobre elementos fundamentales del arte: por una parte, su teoría de la belleza como un compuesto de un elemento perdurable y eterno y otro fugaz y transitorio, por este último se dignifica de los componentes de la vida moderna en las obras de arte; y, por otra su brillante definición del arte como la infancia recuperada voluntariamente. ¿Porqué? Por la ebriedad, un concepto clave en su pensamiento que no ha sido muy atendido por la crítica. Baudelaire cree que el niño está poseído por la ebriedad y esa ebriedad es un camino abierto al arte y al conocimiento de lo nuevo.

Me atrevo a señalar tres sus agudísimas percepciones sobre elementos fundamentales del arte: por una parte, su teoría de la belleza como un compuesto de un elemento perdurable y eterno y otro fugaz y transitorio, por este último se dignifica de los componentes de la vida moderna en las obras de arte; y, por otra su brillante definición del arte como la infancia recuperada voluntariamente"

¿Qué supuso su madre en su vida?

Su madre, Caroline Dufays, fue una mujer muy dura, impregnada del carácter de su segundo esposo, un militar de alta graduación, un general de Francia. Entre los dos hicieron infligieron muchos dolorosos castigos a Charles; mucha violencia. Caroline nunca se mostró sensible a los tormentos de su hijo, nunca hizo nada significativo por él, excepto cuando la enfermedad de Charles estaba ya avanzada: entonces fue a verlo a Bruselas, lo llevó a París y lo cuidó en la clínica que lo atendió en su etapa final. Charles murió en sus brazos. Una escena conmovedora, una auténtica 'Piedad”.

¿Y su amor Jeanne Duval?

La historia con Jeanne también fue dramática, como casi todo en la vida del poeta. Reina de traiciones, Jeanne fue capaz también de vender dos veces todas sus joyas y sus muebles para pagar deudas del poeta. Baudelaire la protegió siempre, incluso después de la separación: ella cayó en la pobreza pero Charles Baudelaire le fue leal en todas las circunstancias, siempre tuvo presente a su “paralítica”. Esas dos mujeres, Jeanne y su madre, significaron un contrapunto de amor y compasión permanentes en una vida atrozmente llena de dramatismo y contradicciones.

(Heraldo de Aragón, 8 de abril de 2021)

jueves, 8 de abril de 2021

¿ME ACOMPAÑAS A PENSAR? EN EL FINAL DE LA VIDA DE LOS NIÑOS


        DIARIO DE SEVILLA 6 DE FEBRERO DE 2021 


Ana María Álvarez Silván

Oncóloga Pediatra Emérita Hospital Universitario Virgen del Rocío

¿Me acompañas a pensar? 

En el final de la vida de los niños

La autora, que acumula una dilatada y brillante experiencia como oncóloga infantil en Sevilla, analiza en este texto una de las situaciones más difíciles a las que se puede enfrentar un profesional de la medicina 

ANA MARÍA ÁLVAREZ SILVÁN

07 Febrero, 2021 - 05:00h

¿CÓMO AYUDAR A LOS NIÑOS A AFRONTAR LA MUERTE? ¿QUÉ AYUDA ES LA MÁS EFICAZ?

Cuando los niños, sobre todo los mayorcitos, perciben que la vida se les apaga, tienen miedo y desconcierto; y también sus padres. Para ayudar a morir a un niño, las personas que le rodeamos tenemos que estar preparadas para asumir la muerte y entenderla. Y recordar que, aunque no podamos curar, siempre podremos acompañar, aliviar y consolar.

Introducirse de puntillas, con cariño y discreción, en el corazón de cada niño para transmitirle paz y serenidad. Estar a su lado para acompañar sus silencios y ayudarle a superar los sentimientos de rabia, tristeza, impotencia, miedo y ansiedad producidos por el sufrimiento, en el que también nosotros estamos implicados.

No siempre es necesario hablar o dialogar con él. A veces es suficiente una mirada, una caricia, un beso o una palabra de cariño. Les agrada y les da seguridad percibir el contacto de la mano de la persona que le quiere y le acompaña con la suya. Lo importante es que se dé cuenta de lo mucho que le queremos. Esto sirve también para los adultos

¿CÓMO HABLAR DE LA ENFERMEDAD Y DE LA MUERTEA UN NIÑO?

No es fácil dialogar con un niño de estos temas, pero hay que informar y hablar con él, estar física y emocionalmente a su lado, adaptarnos a su lenguaje, a su edad y a su madurez emocional, valorar los factores culturales, sociales y religiosos de cada familia.

Debe facilitársele que pregunte libremente lo que desee, para deshacer sus incertidumbres, y nunca eludir las preguntas. Ofrecerle la oportunidad de expresar sus pensamientos negativos, sin interrumpir la conversación, ni presionarle para que continúe hablando.

Cuando un niño verbaliza lo que le inquieta queda con paz y seguridad, sobre todo si la conversación transcurre en un tono de confianza y de cierta complicidad.

¿QUÉ SE LE PUEDE RESPONDER CUANDO PREGUNTA SI SE VA A MORIR ?

Hay que adaptarse a su edad, a su mentalidad y a sus características psicológicas, diciéndole poco a poco la "verdad tolerable". Es bueno decirle: "¿Por qué me preguntas esto?" y así empezar a dialogar. Después decir: "Tienes una enfermedad importante" o "necesitas más cuidados". Es a continuación, haciéndolo con maestría y habilidad, cuando hay que dar un giro a la conversación y hablarle de algo que le gusta o le atrae: "Mañana hay un partido de fútbol en televisión, ¿lo sabías?".

Hablar con un niño de la muerte es un arte que hay que aprender, una habilidad que hay que adquirir. No sirve sólo la buena voluntad. Hay que prepararse anímica y profesionalmente para no ser francotiradores inspirados.

¿SE PUEDE ENGAÑAR A LOS NIÑOS ?

A los niños no se les debe engañar nunca, pues si perciben una mentira pierden para siempre y por completo la confianza en esa persona, confianza que es vital para su recuperación en tales circunstancias.

A LOS NIÑOS NO SE LES DEBE ENGAÑAR, PUES SI PERCIBEN LA MENTIRA PIERDEN LA CONFIANZA

Hay que evitar por todos los medios que el niño piense que es una carga para sus padres y sus hermanos. Y que si él muriera su familia se sentiría liberada y podría descansar.

¿QUÉ SON LOS CUIDADOS PALIATIVOS PEDIÁTRICOS?

La Organización Mundial de la Salud (OMS), los definió en 1990, como el "cuidado integral" de los pacientes cuya enfermedad no responde al tratamiento curativo, para lograr en ellos y en sus familias una mejor calidad de vida.

Mezclan ciencia, arte y humanidad para tratar el dolor físico y psíquico, social, intelectual, emocional y espiritual de los niños y de las personas que sufren. Tienen en cuenta la edad, la escala de valores, la posición social, la raza, la religión y la procedencia. Ofrecen también soporte a los padres y hermanos hacen realidad la regla de oro de la medicina.

¿CUÁNDO SE DEBE SUSPENDER EN LOS NIÑOS EL TRATAMIENTO CURATIVO Y QUEDAR SÓLO CON LOS CUIDADOS PALIATIVOS ?

Según la Academia Americana de Pediatría se debe suspender el tratamiento curativo cuando:

  • No es eficaz para el control de la enfermedad

  • No produce paliación de los síntomas.

  • No contribuye a prolongar la vida con calidad.

  • Si hay un manifiesto empeoramiento del estado general del paciente.

  • A petición del paciente, y/o de la familia, siempre que la petición sea razonable.

Antes de administrar un tratamiento paliativo hay que explicar bien al niño mayorcito y/o a sus padres la gravedad de la situación , y obtener un consentimiento informado por escrito. Cuando el niño es mayor de 16 años, debe ser éste quien lo firme.

¿CÓMO 'CUIDAR MEJOR' Y ACOMPAÑAR A LOS NIÑOS EN SITUACIÓN TERMINAL?

  • Mantener una buena comunicación con el enfermo, valorando su dimensión psicosocial.

  • Dar una atención personalizada. Cada individuo es único y tiene unas necesidades emocionales propias y diferentes según el momento de su enfermedad. Para ello, son necesarias altas dosis de generosidad y de creatividad, por parte del que lo cuida.

  • Valorar y propiciar la ternura y las relaciones afectivas. Darles en todo momento cariño, paz y serenidad

  • Ejercitar la comprensión y la empatía. Ser tolerantes, flexibles y respetuosos.

  • Organizar el bienestar del enfermo y la rutina de cada día, de acuerdo con el paciente. Establecer cauces para que el enfermo pueda participar de las decisiones

  • Infundir en él esperanza, optimismo y buen humor, para que afronte mejor todo lo que le produce ansiedad o depresión. Facilitar tratamiento psicológico si lo necesita.

  • Permitir el acompañamiento de los padres

  • Integrar a las familias en los cuidados. De esta forma más fácil la elaboración del duelo.

  • Garantizar la calidad de vida hasta el final.

  • No regatear jamás los analgésicos pautados según las escalas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

EN RESUMEN ¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO ÓPTIMO A LA HORA DE LA MUERTE?

Sin duda, los cuidados paliativos que, aplicados de forma individual, abarcan los niveles físico, psicosocial, emocional y espiritual del pequeño y de su familia. El niño debe saber que no va a tener dolor y que va a estar siempre acompañado, que le respetamos y le queremos. Incluyen también la dimensión espiritual y religiosa de su vida y de su enfermedad. A los niños creyentes les da paz recordarles que son hijos de Dios y que Dios es un padre bueno que les ama entrañablemente y que, aunque en esos momentos parezca que está alejado de ellos, quiere siempre lo mejor para sus hijos.

¿TRASCENDEMOS A LA MUERTE?

Para los creyentes es básica una frase del prefacio de la misa del día de difuntos: "Para los que creemos en Ti, Señor, la vida no termina, se transforma, y cuando desaparece nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo".

También hay científicos no creyentes, que rehúyen la idea de que la vida termine con la muerte. Por ejemplo:

  • La Fundación John Templeton, con base en Filadelfia, investiga sobre las experiencias al borde la muerte. Afirman que una, de cada cinco personas que sobreviven a una parada cardiaca ha tenido estas experiencias extrasensoriales a pesar no mostrar señales externas de vida. Sensaciones y percepciones que son capaces de narrar cuando se recuperan. Ahora están estudiando las conexiones neuronales e investigando si esas experiencias son reales, y si sus causas son físicas parapsicológicas o metafísicas.

  • Eben Alexander, neurocirujano, en su libro La prueba del Cielo: el viaje de un neurocirujano a la vida después de la muerte narra su supuesta experiencia en el más allá durante el tiempo que estuvo en coma.

  • El físico norteamericano Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, afirma que la muerte no existe tal y como la concebimos, que es una idea falsa, creada por nuestra conciencia y que el espacio y el tiempo son «meros instrumentos de nuestra mente».

¿QUÉ IDEA TIENEN LOS NIÑOS DE LA TRASCENDENCIA?

Depende casi siempre del pensamiento y de la religiosidad de los padres y de los abuelos. Personalmente he vivido testimonios conmovedores, de algunos de los niños que he tratado.

Carmen, de 6 años, un día preguntó a su madre que cómo siendo Dios un Padre que nos ama, permitía que ella sufriera tanto. La madre le respondió que había cosas que no podíamos entender, cómo el sufrimiento de Jesús en la Cruz, y que ella uniera su dolor a los sufrimientos de Cristo, para que muchas personas fueran al Cielo. Entonces la niña contestó rápido y muy contenta: "Mamá, ¡qué bien! ¡Yo ya he conseguido que muchas personas hayan ido al cielo!".

Otro niño de 5 años, Juanín sufría fuertes dolores producidos por metástasis en los huesos. Su madre le consolaba y le explicaba que tenía que aguantar un poquito hasta que el calmante le hiciera efecto y que, como era Semana Santa, ofreciera el dolor a Jesús, que había sufrido mucho porque, siendo inocente, lo clavaron en la cruz.

-Sí, mamá -respondió Juanín con una mueca de dolor-, pero Jesús tenía 33 años, y yo sólo tengo cinco.

La fe de Juanín, como he comprobado en muchos casos, había logrado reforzar su sentido común.

Un libro reconfortante para los padres que pierden a un hijo es El Cielo es real, de Todd Burpoy y Lynn Vincent. En él se narra la visita al Cielo de Colton, un niño de cuatro años. El libro escrito por su padre, pastor protestante en Nebraska, recoge la experiencia que tuvo su hijo durante una parada cardiaca sufrida en una intervención quirúrgica.

Colton, en 2003, durante un viaje familiar, empezó a explicar a sus padres que unos ángeles le habían visitado en el quirófano. Todd no podía dar crédito a lo que oía, pero le animó a seguir contando. Poco a poco, el niño fue dando a sus padres detalles de su breve estancia en el maravilloso cielo, lleno de luz, de colores, de plantas y de animales. En él vio muchas personas queridas y conoció a su abuelo Pop, fallecido hacía más de treinta años. También abrazó a su hermana, a la que su madre había perdido en el segundo mes del embarazo.

Por otra parte Elisabeth Kübler-Ross, doctora honoris causa por más de 20 universidades, considera la muerte como la etapa final de un crecimiento. Como una licenciatura en la que, tras el fin de curso, se regresa a casa para reencontrarse con los seres queridos. Afirma que al finalizar nuestro tiempo, abandonamos el cuerpo, como la mariposa se desprende del capullo en el que ha estado encerrado para volar libre, sin dolor y sin miedo. Le agrada emplear la metáfora del barco que se pierde en el horizonte y que aunque desaparece de nuestra vista, continúa navegando.

¿QUÉ DEBEMOS PENSAR ANTES ESTAS IMÁGENES?

Éstas son imágenes reconfortantes para los familiares de las personas que están en fase terminal. Hacen que no se contemple la muerte como un final abrupto al que necesariamente le sigue la nada. Los creyentes tenemos que abrir mucho los ojos porque sabemos por la fe que nos espera una vida eterna y feliz en el cielo. A los que no lo son, les sirven al menos para no cerrarse a la posibilidad de continuar existiendo tras la muerte y concederse la paz que proporciona un pequeño rayo de esperanza.



https://www.diariodesevilla.es/opinion/analisis/acompanas-pensar-final-vida-ninos_0_1544846690.html



CENTÉSIMO VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GEORGE ORWELL (1903-2023)

George Orwell, seudónimo de Eric Blair, nació en Motihari (India) el 25 de junio de 1903, falleciendo en Londres el 21 de enero de 1950. E...