viernes, 23 de junio de 2023

CENTÉSIMO VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GEORGE ORWELL (1903-2023)

George Orwell, seudónimo de Eric Blair, nació en Motihari (India) el 25 de junio de 1903, falleciendo en Londres el 21 de enero de 1950. Estudió en el Colegio Eton y luego formó parte de la Policía Imperial Inglesa en Asia, experiencia que lo llevó a escribir Días en Birmania (1934). Vivió varios años en París y en Londres, donde conoció la pobreza; de este difícil período de su vida nació su novela Sin blanca en París y en Londres (1933).

Sus experiencias como colaborador de los republicanos en la Guerra Civil española (Orwell era socialista) las recogió en su interesante libro Homenaje a Cataluña (1938). Durante la Segunda Guerra Mundial formó parte de la Home Guard y actuó en la radio inglesa. En 1943 entró en la redacción del diario Tribune y después colaboró de un modo regular en el Observer. En este periodo escribió muchos de sus ensayos.

En general, toda su obra, incluida esta primera etapa y las posteriores sátiras distópicas, reflejaron sus posiciones políticas y morales, pues subrayaron la lucha del hombre contra las reglas sociales establecidas por el poder político. Sus títulos más populares son Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949), ficciones en las cuales describió un nuevo tipo de sociedad controlada totalitariamente por métodos burocráticos y políticos. Como Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, o Fahrenheit 451 (1953), de Ray Bradbury, ambas son piezas maestras en el género de la literatura antiutópica del siglo XX.

En Rebelión en la granja (1945), George Orwell parodió el modelo del socialismo soviético: los personajes son animales de una granja que se rebelan contra sus dueños, los hombres, aunque luego crean una estructura social peor que la de sus antiguos dueños: Lenin, Stalin, Trotsky y otras figuras de la escena política son representados por dichos animales. Como literatura, esta obra reúne las cualidades de las fábulas tradicionales y la influencia satírica de Jonathan Swift.

La segunda novela lleva como título el año en que se ubica la acción: 1984. En ella imaginó una ficción tan pesadillesca como en la anterior: un mundo regido por grandes potencias, Eurasia, Oceanía y Asia del Este. El personaje protagónico, Winston Smith, es un funcionario del "Ministerio de la Verdad", entidad encargada de controlar la información; conoce a Julia y comienzan una relación amorosa; luego tratan de luchar contra el poder de "El Gran Hermano" (sucedáneo del Máximo Líder político), "jefe de la Hermandad" (representante del Partido en la política real), y se ven arrojados a las peripecias propias de un Estado totalitario moderno: la mirada policial que lo penetra todo, incluso la intimidad.

En tal sociedad el lenguaje es adulterado por el poder para distorsionar los hechos, o más exactamente, para crear una nueva realidad artificial; los sentimientos, al igual que los placeres (incluido el sexual), están prohibidos. Smith y Julia tratarán infructuosamente de cambiar las reglas de juego, en un mundo donde el lavado de cerebro, el soborno, el control y la manipulación de la verdad son las claves del totalitarismo perverso previsto por Orwell, características y modos que poco después serían habituales en numerosos países. Smith termina por convertirse en traidor, atrapado en la red de la estructura social.

La prosa de Orwell es realista y de gran cualidad narrativa. En 1968 se publicaron los volúmenes de Ensayos Completos: Periodismo y cartas (1968). Entre otros de sus trabajos críticos destacan los estudios que realizó sobre Charles Dickens. Sus ensayos sobre problemas de política social poseen una franqueza y clarividencia sin precedentes en la literatura inglesa.

(Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de george Orwell». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004).

miércoles, 7 de junio de 2023

SESQUICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE AZORÍN (1873-2023)

 

Azorín (detalle de un retrato de Ramón Casas)


José Martínez Ruiz, más conocido por Azorín, nació en Monóvar, Alicante, el 8 de junio de 1873, falleciendo en Madrid el 2 de marzo de 1967. Adscrito a la Generación del 98, sus inicios estuvieron muy marcados por una sensibilidad de carácter anarquista, y sus primeros títulos respondían a esa ideología: es el caso de Notas sociales (1896) y Pecuchet demagogo (1898). Durante esos años viajó intensamente por tierras de la meseta castellana, con el propósito de conocer tanto su paisaje como la situación social de sus gentes, que entonces era de extrema miseria. Compartió, junto a Ramiro de Maeztu y Pío Baroja, una viva admiración por la obra de Nietzsche, así como por las doctrinas de carácter revolucionario.

Se licenció en derecho y se dio a conocer enseguida a través de sus colaboraciones en la prensa: de hecho, el seudónimo Azorín apareció por vez primera en un artículo publicado en España. Publicó asiduamente en periódicos y revistas de la época. Una primera trilogía narrativa, compuesta por los volúmenes La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904), constituye un extenso proceso de reflexión personal que lo llevó a cambiar radicalmente sus posiciones. Desilusionado, sus propias conclusiones lo llevaron a adoptar un ideario conservador al enfrentarse con algunos de los mitos finiseculares.

En ese momento, su prosa despuntaba ya con fuerza por una extraordinaria valoración del objeto en sus mínimos detalles, así como por su preferencia por la frase breve, la claridad y la precisión expositivas y la riqueza de léxico. Todo ello, en su tiempo, hizo que su obra supusiera una auténtica revolución estética, si se la compara con el grueso de la producción decimonónica.

Para el propio Azorín, el objeto primordial del artista no ha de ser otro que la percepción de lo "sustantivo de la vida". En consecuencia, pues, con este propósito de su particular técnica narrativa, y siguiendo de cerca los análisis que sobre la obra azoriniana desarrolló José Ortega y Gasset, lo decisivo no está en "los grandes hombres, los magnos acontecimientos, las ruidosas pasiones, [sino en] lo minúsculo, lo atómico". Técnica impresionista, pues, que aspira a ofrecer la esencia espiritual de las cosas mediante descripciones líricas en las que predomine la emoción delicada y atenta.

Impregnándose de estos valores, la narrativa de José Martínez Ruiz se verá asaltada constantemente por la obsesión del tiempo, la serena contemplación del paisaje y de la historia y una renovada sensibilidad ante los clásicos. En esta línea aparecerán Los pueblos (1905), Castilla (1912), Clásicos y modernos (1913), Al margen de los clásicos (1915) y Una hora de España (1924); destaca especialmente La ruta de Don Quijote (1905), evocadora crónica de un viaje por los escenarios de Don Quijote de la Mancha.

Sus ensayos narrativos y teatrales, poco apreciados por la crítica, conforman sin embargo otro de los grandes capítulos de su obra: Don Juan (1922), Doña Inés (1925), Old Spain! (1926), Brandy, mucho brandy (1927), Félix Vargas (1928) y Superrealismo (1929) son algunos de sus títulos más notables.

Azorín, que también escribió teatro, dio dos piezas que crean un vago ambiente de misterio: Lo invisible (1928) y Angelita (1930), de éxito más bien escaso. Su obra de vejez siguió presidida por los temas que dominan su visión del mundo: la irrealidad de la vida, el ámbito del arte, la nostalgia por el pasado de España: Madrid (1941), El escritor (1941) y París (1945) son tres de los títulos de esta etapa final. Académico de la lengua española desde 1928, lo esencial de su vida está recogido en sus Memorias inmemoriables (1940).

(Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Azorín [José Martínez Ruiz]». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004).

lunes, 29 de mayo de 2023

SEXAGÉSIMO QUINTO ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1958-2023)


El poeta Juan Ramón Jiménez nació el 23 de diciembre de 1881 en Moguer, falleciendo en San Juan de Puerto Rico el 29 de mayo de 1958. Su lírica evolucionó desde las últimas derivaciones del modernismo hacia una poesía a la vez emotiva e intelectualista. Tras cursar el bachillerato en el colegio de los jesuitas de Puerto de Santa María (Cádiz), ingresó en la Universidad de Sevilla para estudiar derecho, carrera que abandonó para seguir su vocación artística.

Aunque inicialmente quiso ser pintor, pronto se orientó hacia la poesía, animado por la lectura de Rubén Darío y de los escritores románticos. Sus primeras colaboraciones en la revista madrileña Vida Nueva fueron acogidas con entusiasmo por los modernistas, por lo que decidió trasladarse a Madrid en 1900 y publicar ese mismo año sus dos primeros volúmenes de versos, Ninfeas y Almas de violeta, títulos que le fueron sugeridos por Ramón del Valle-Inclán y Rubén Darío.

De carácter melancólico y depresivo, la repentina muerte de su padre le causó fuertes crisis nerviosas que lo obligaron a pasar largas temporadas en sanatorios de Burdeos y Madrid. A esta época corresponden los libros Rimas (1902), Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904), que configuraron una poética más en la línea de Gustavo Adolfo Bécquer, impregnada de musicalidad, nostalgia y amor por la naturaleza, con metros sencillos en los que predomina el octosílabo y un ritmo fluido.

Entre 1905 y 1912 el autor vivió en su pueblo natal, entregado a la lectura y admirando la vida campesina andaluza. Este acercamiento al mundo rural se tradujo en un nuevo sentimentalismo que, sin abandonar la languidez inicial, se enriqueció con impulsos apasionados y juveniles. En los escenarios crepusculares de pálidos jardines, decadentes ensueños y estancias silenciosas, aparecieron por primera vez colores brillantes e imágenes de mujeres desnudas que tiñeron los versos de erotismo.

En este período escribió varios volúmenes de orientación modernista: Elegías (1908-1910), Olvidanzas (1909), La soledad sonora (1911), Poemas mágicos y dolientes (1911), Melancolía (1912) y Laberinto (1913), así como el libro en prosa Platero y yo (1914), tierna elegía a un borriquillo que se convirtió en uno de sus textos más célebres. De regreso a Madrid conoció a Zenobia Camprubí, española educada en Estados Unidos, con la que se casó en Nueva York en 1916. La vitalidad y las constantes atenciones de Zenobia influyeron decisivamente en el nuevo rumbo que adoptó su trayectoria poética.

Tanto en los Sonetos espirituales (1914) como en Estío (1916) se anunciaba un cambio formal que culminó en el Diario de un poeta recién casado (1917), escrito casi en su totalidad durante la travesía del Atlántico. Según declaró el autor, el constante movimiento de las olas le transmitió la obsesión por el ritmo y lo llevó a abandonar las estructuras estróficas tradicionales, y a cultivar el verso libre. Al mismo tiempo, la ornamentación modernista desapareció en favor de un lenguaje sobrio y desnudo, que huyó de la vaguedad y aspiró a la precisión absoluta.

Muestra de ello son las composiciones de Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1923) y Belleza (1923), donde eliminó todo aquello que no tendiese a la esencia poética y a la plenitud espiritual y estética. Este giro hacia la «poesía pura» ejercería una gran influencia en la obra inicial de los poetas de la generación del 27, particularmente en Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. El autor intentó llevar al ámbito de la prosa las conquistas obtenidas en sus versos y escribió la serie de retratos líricos que integraron el libro Españoles de tres mundos (1942), aparecido en su mayor parte en la revista Índice.

Paralelamente, incitado por un afán de depuración máxima, sometió su obra a una permanente revisión. Fruto de esta inquietud son las colecciones de textos Unidad (1925), Obra en marcha (1928), Sucesión (1932), Presente (1933) y Hojas sueltas (1935), que incluyeron páginas susceptibles de ser reelaboradas con posterioridad.

Tras la publicación de Cántico (1935), el estallido de la Guerra Civil interrumpió la labor creadora del poeta, que fue nombrado agregado cultural en Washington. Después de vivir en Estados Unidos y Cuba se instaló en Puerto Rico, donde enseñó en la universidad y se dedicó a retocar gran parte de su obra. A esta última época pertenecen los libros La estación total (1946), Romances de Coral Gables (1948) y Animal de fondo (1949), en los que la búsqueda de la belleza total se plasmó a través de una visión intelectualista y metafísica, en función de la cual su poesía se transformó en un "dios deseante y deseado", con conciencia de la divinidad y con manifestación inefable de lo eterno. Juan Ramón Jiménez fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1956.

(Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Juan Ramón Jiménez». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004). 

jueves, 25 de mayo de 2023

RESUMEN DE LA CONFERENCIA "LA ODISEA QUE LIDERÓ MENCÍA CALDERÓN EN LA EXPEDICIÓN DE MUJERES A AMÉRICA EN EL AÑO 1550” IMPARTIDA POR CONCHA DUCLÓS EL 10 DE MAYO DE 2023.



Doña Mencía Calderón nació en Extremadura, en 1514. Se casó, en 1535, con Juan de Sanabria, viudo y con un hijo adolescente, Diego de Sanabria.

En 1547, Carlos I nombra a Juan de Sanabria adelantado del Río de la Plata y de Asunción (hoy capital de Uruguay). Se compromete con el rey a llevar una expedición con mujeres a Asunción. Durante dos años prepara una armada de seis barcos. En 1549, cuando está a punto de partir, Juan de Sanabria muere en Sevilla, parecer ser de viruela o malaria.

Mencía Calderón decide emprender el viaje que su marido había organizado. Zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 10 de abril de 1550, con una armada de tres barcos: el patache San Miguel, la carabela Asunción y la nao San Juan. Los tres barcos albergan una expedición de trescientas personas, entre las que se encontraban sus hijas y cincuenta mujeres. Su hijastro, Diego de Sanabria, nombrado adelantado en sustitución de su padre, partiría con los otros tres barcos al cumplir la mayoría de edad.

Tardan dos meses en llegar a Las Palmas de Gran Canaria. Allí esperan hasta que el viento es favorable para impulsar las velas. Continúan el viaje y, al poco tiempo, se desata una gran tormenta que separa las naves. La nave San Miguel, en la que va Mencía, busca refugio en el Golfo de Guinea.Esperan unos días a las otras naves y cuando ven que no aparecen, Mencía ordena continuar el viaje. Llevaban poco tiempo navegando cuando son atacados por los piratas. Mencía pacta con ellos. A cambio de respetar a las mujeres se llevan las joyas y los ajuares, los instrumentos de navegación, los alimentos, el agua potable y las velas de repuesto. En esas condiciones, se ven obligados a volver al golfo de Guinea. Les lleva meses reponer las pérdidas. Las mujeres preparan las conservas, cosen las velas, trenzan los cabos y confeccionan sus vestidos. Cuando consideran que están en condiciones de navegar, inician el viaje. Al carecer de instrumentos de navegación, se pierden durante semanas. El agua potable se pudre y los víveres escasean tanto que, en esas condiciones tan penosas, fallecen algunas personas, entre ellas una de las hijas de Mencía. Llegan a las costas de Brasil el 16 de diciembre de 1550. Concretamente, a la isla de San Vicente. Allí encuentran a la nave Asunción que se extravió durante la tormenta. De la nave San Juan no se volvió a saber nada. Para reparar las dos naves y continuar a Asunción se dirigen a la isla de Santa Catalina. Durante el viaje se hunde la nave Asunción y la nave de Mencía se estrella en los acantilados. De las trescientas personas que salieron de Sanlúcar de Barrameda sobreviven ciento veinte: ochenta hombres y cuarenta mujeres.Todos se quedan en la isla de Santa Catalina donde Mencía funda el puerto de San Francisco. Mencía envía varias expediciones a Asunción paracomunicar su situación y pedir ayuda. Al tener que desplazarse a pie, las expediciones tardan muchos meses en recorrer los 1500 kilómetros que les separan de Asunción. Mientras tanto, el gobernador portugués de la isla de San Vicente se entera de que los españoles se han instalado en la costa de Brasil. Le hace creer a Mencía que le va a ayudar. Los lleva a su isla y los retiene, primero como invitados y después como presos. Los tiene dos años en un penal hasta que por mediación de unos jesuitas portugueses son puestos en libertad. Vuelven a la isla de Santa Catalina donde Mencía funda una colonia. Los indios Carios atacan continuamente la colonia y ante la imposibilidad de defenderse deciden abandonarla y ponerse en camino a Asunción. En el otoño de 1555, inician la marcha a Asunción. Se disponen para recorrer 1500 kilómetros. Lo hacen a pie, por un territorio selvático, sin más equipaje que lo puesto y los alimentos necesarios. En un día de mayo de 1556, entraron en Asunción. Un camino árduo desde su inicio seis años antes.

Mencía vivió largos años en las tierras que algunos denominaron el paraíso. Parece ser que falleció en 1564, en Asunción (Paraguay).

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BIBLIOGRAFÍA

Vicenta Márquez de la Plata. Viajeras a través del mar tenebroso, en los siglos XV –XVI. Editorial CASIOPEA.

Carmen García. Pioneras, mujeres en la Conquista de América. Editorial SEKOTIA.

Museo Naval de Madrid. NO FUERON SOLOS, mujeres en la Conquista de América. Exposición en mayo de 2012.

Museo Naval del Ferrol. Artículo del 7 de diciembre de 2019

RESUMEN DE LA CONFERENCIA "EL HECHO RELIGIOSO A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD" IMPARTIDA POR Mª PAZ HIDALGO EL 12 DE ABRIL DE 2023

 Se tiene constancia de su presencia desde la época del Neandertal hasta nuestros días.

Por ser una constante a lo largo de la Historia de la Humanidad es oportuno conocer su ESENCIA ya que las opiniones en Occidente han sido distintas y hasta contradictorias.

Son los pensadores griegos los primeros en utilizar la razón para su estudio, pasando sus conclusiones por opiniones varías entre las que destaco a LOS SOFISTAS, en cierta medida precursores de LA CIENCIA DE LAS RELIGIONES por su visión escéptica en cuanto a poder llegar al conocimiento de la divinidad preludiando la interpretación científica elaborada desde el positivismo.

La época patrística y medieval desconoce el estudio positivo del hecho religioso. Abundan las valoraciones del cristianismo descalificando al Judaísmo y al Islam (Bacon, siglo XIII, una excepción al comparar todas las religiones conocidas y encontrar elementos comunes).

En el siglo XV la ingente cantidad de materiales aportados por misioneros y colonizadores de religiones desconocidas no sirvió gran cosa para hacer uso comparativo de ellas ya que su estudio estaba imbuido por la teología.

En el siglo XVII -XVIII intentan interpretar estos datos de las religiones no cristianas desde un nivel filosófico con la Ilustración y explican el hecho religioso a partir del miedo, la ignorancia y la astucia de la clase sacerdotal.

Dentro de la Ilustración alemana va iniciarse una nueva forma de considerar la religión, sin superar el racionalismo: PRESTAN ATENCIÓN A ELEMENTOS NO RACIONALES CONTENIDOS EN EL HECHO RELIGIOSO LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA RELIGIÓN ES DOMINIO ESPECÍFICO DE LA CONCIENCIA Y POR TANTO SOLO PUEDE SER ENTENDIDA POR ELLA MISMA Y A LA IMPORTANCIA QUE TIENE EN ELLA EL SENTIMIENTO (SCHLEIERMACHER).

En el siglo XIX y primeros años del XX se va a producir el estudio del hecho religioso aplicando los métodos propios de las ciencias positivas: LA CIENCIA MODERNA DE LAS RELIGIONES, que lo considera un hecho humano cultural y se APARTA DE LA TUTELA DE LA FILOSOFÍA Y LA TEOLOGÍA.

Todos sus representantes presuponen que la religión corresponde a un primer estadio ficticio y mítico de la historia humana.

A destacar: Max Müller, Maret, Frazer, Durkheim, W. Schmit.

Como dato positivo se considera la gran cantidad de materiales aportados y el separar al estudio del hecho religioso de la teología.

Como negativo que hoy día nadie sostiene, por los propios datos que apartan, un primer estadio ARRELIGIOSO DE LA HUMANIDAD (excepto el marxismo por eso de la aparición de la religión como resultado de la “alieniación”).

MÉTODO FENOMENOLÓGICO

Representantes siglo XX: R.Otto; G.van der Leew; Geo Widengreen, Mircea Eliade, J. Martín Velasco con INTRODUCCIÓN A LA FENOMENOLOGÍA. 1973 (que sirve de base a esta charla).

Este método Fenomenológico es hijo de la Historia de las Religiones (sus iniciadores eran historiadores de las religiones) y su estudio también está emancipado de la Filosofía y de la Teología)

Rasgos comunes:

-Lleva a cabo una síntesis con los elementos comunes a todas las religiones (la Historia de las religiones hace sólo un estudio analítico).

-Con esta síntesis intenta captar la estructura del Hecho Religioso.

-interpreta el fenómeno religioso al recurrir a la intención subjetiva (no sólo lo explica sino que intenta comprenderlo, congenialidad: “solo puede escribir fielmente sobre religión quien tiene una religión” K.Goldammer).

CRÍTICA al método fenomenológico: SE CONVIERTE EN MORFOLOGÍA DE LO SAGRADO y la religión no existe sino en las distintas religiones.

ASPECTO POSITIVO: manifestar a las Ciencias positivas de las religiones lo específico del hecho religioso y si la filosofía de la religión acepta apoyarse en el método fenomenológico (considerar lo religioso como hecho humano específico y aceptar la dimensión religiosa del hombre) es posible que FACILITE EL DIÁLOGO NECESARIO ENTRE LAS CIENCIAS DE LA RELIGIÓN Y LA TEOLOGÍA.

ELEMENTOS COMUNES A TODAS LAS RELIGIONES DESDE El MÉTODO FENOMENOLÓGICO

1º EL MISTERIO SE REVELA AL HOMBRE.

El Misterio es el nombre de la Divinidad en el que se reconocen todos los hombres religiosos (Jesucristo es el Misterio, pero Éste no se agota en Jesucristo). Todos los hombres religiosos coinciden en describir a esa realidad que experimentan como realidad TRASCENDENTE, en todo superior al hombre y al mundo sin ningún tipo de comparación. En consecuencia, si es trascendente y los hombres religiosos dicen percibirla, tiene que tener una TRASCENDENCIA ACTIVA, “busca al hombre”.

Su presencia produce en el hombre sentimientos ambivalentes: EL MISTERIO COMO TREMENDO Y FASCINANTE Y COMO TABÚ Y SACRALIDAD.

La CONVERSIÓN y la ILUMINACIÓN es otra de las consecuencias de su experiencia.

La forma de representar la TRASCENDENCIA en las religiones no es fácil y se hace aludiendo a ella lo menos posible (figuras desfiguradas, nombres que no dicen nada o diciendo que “ES LO QUE NO ES”…

A la TRASCENDENCIA ACTIVA se alude con “LA DIVINA PROVIDENCIA” o con la representación personal (al saber solamente de ELLA que busca al hombre se la da forma de persona como único recurso).

2º EL MISTERIO SE REVELA AL HOMBRE, POR EL HOMBRE Y EN EL HOMBRE.

POR EL HOMBRE: El hombre es un animal además de sapiens, simbólico y los símbolos forman parte esencial de las religiones.

El hombre una vez percibido el Misterio en este mundo, convertido en ámbito sagrado por la ruptura de nivel lo proyecta en realidades mundanas que lo transparentan dependiendo de su cultura. A esas realidades se les llama hierofanías y son símbolos auténticos que el hombre no inventa, sino reconoce influido por su cultura. Jesucristo es una hierofanía del cristianismo, para el Islán será el santo Corán que aprenden a recitar de memoria desde la escuela (consideran su contenido como las palabras textuales del ángel Gabriel al Profeta donde especifican la Trascendencia y su actividad).

EN EL HOMBRE una ver experimentada la presencia del Misterio se siente la llamada ACTITUD RELIGIOSA, deseo de unirse a Él porque se lo percibe como SUMO BIEN, cosa que se consigue “vaciándose”, poniéndolo en el centro de la vida y uniéndose con Él para ser feliz en realidades subjetivas: A nivel de la razón, de la acción, de la emoción y del carácter social del hecho religioso.

CRÍTICA DE LA FILOSOFÏA DE LA RELIGIÓN hacia la FENOMENOLOGÍA.

Insinúa que esa TRASCENDENCIA QUE PRETENDE REAL no es otra cosa que el trascendimiento de los deseos e ilusiones de los hombres. RÉPLICA: EL DIOS DEL HOMBRE RELIGIOSO NO CONSUELA AL HOMBRE POR LO QUE LE DA O LE PROMETE SINO POR LO QUE ES, PORQUE ES (R.OTTO).

Aceptando sus limitaciones deseo que estas nociones de FENOMENOLOGÍA DEL HECHO RELIGIOSO hayan aireado las experiencias religiosas del creyente fomentando la tolerancia religiosa y a su vez, aquella destierre el tufo a rancio que pueda llegar desde los que confían en esa experiencia del MISTERIO.

Nunca fue mi intención hacer una reflexión filosófica del hecho religioso (además de por no sentirme capacitada para ello) porque J. Martín Velasco en su INTRODUCCIÓN A LA FENOMENOLOGÏA DE LA RELIGIÖN (texto que me ha servido de guía) considera a dicha Fenomenología dentro del campo de la CIENCIA DE LAS RELIGIONES y establece una diferencia fundamental con LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN a la que llama “reflexión normativa sobre el hecho religioso desde los principios de la razón que no se contenta con la interpretación fiel del hecho religioso respetando su especificidad (en ningún momento nombra al filósofo Husserl y a su método fenomenológico, no por ignorar su importancia sino precisamente , creo, por su entidad filosófica).

NO se puede negar la existencia del MISTERIO DESDE LA POSTURA ATEA NI afirmarla DESDE LA POSTURA CREYENTE. LA FENOMENOLOGÍA, como ciencia positiva, puede demostrar la coincidencia de elementos comunes que dicen experimentar todos los hombres religiosos. Eso no valida la fe en esa realidad misteriosa, tampoco su negación, sí la confianza de su existencia si nos fiamos de las experiencias que han dicho vivir aquellos a lo largo de la historia.

Todas las religiones son vistas como reveladas y su valoración se guía por el equilibrio con el traduzcan la experiencia de la TRASCENDENCIA DEL MISTERIO JUNTO A SU CARÁCTER ACTIVO.

CENTÉSIMO VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE GEORGE ORWELL (1903-2023)

George Orwell, seudónimo de Eric Blair, nació en Motihari (India) el 25 de junio de 1903, falleciendo en Londres el 21 de enero de 1950. E...